Pirro, que
significa rubio o pelirrojo en griego, reinó sobre una región nororiental de la
actual Grecia en un par de ocasiones alternas entre el 307 y el 272 a. C. Su
valía como estratega le llevó a ser considerado como uno de los mejores
generales de la época y a anexionar variados territorios a su corona. En una de
sus batallas contra los romanos logró vencer, pero con tal número de bajas en
sus filas que la victoria apenas compensaba por tanta pérdida humana, de ahí proviene
la expresión victorias pírricas cuando logramos triunfos que tienen un coste
demasiado elevado, o como lo define el diccionario de la RAE, dicho de un triunfo o una victoria: Obtenidos con más daños del vencedor que del vencido.
La llamada
“Marea Blanca” en defensa de la sanidad pública en la comunidad de Madrid
celebra estos días su victoria sobre el gobierno popular madrileño que
pretendía externalizar (palabro con el que pretenden disfrazar las privatizaciones), entre otras cosas, seis hospitales. Dos reveses judiciales les han
echado por tierra sus lucrativos afanes privatizadores y anuncian la retirada
del proyecto. Ciertamente ha sido un logro importante pero volverán a la carga
reforzados y con nuevas estrategias que ya van urdiendo mientras los ciudadanos
celebran la victoria, que va mostrando sus pírricos indicios, pues los mismos
médicos y sanitarios que se alegran del triunfo han visto sus nóminas
recortadas hasta un 30 por ciento y los medios para realizar sus trabajos hasta
la precariedad de la falta de personal y el desvío de servicios a entidades
privadas, y los usuarios que les apoyan en sus peticiones sufren esa escasez,
entre otras cosas, pululando por los pasillos de los hospitales por falta de
cama. Tal vez la sanidad no se privatice ahora, pero se ha desmantelado a favor
de las entidades privadas y hasta convertirla en nefasta, así que, de un modo u
otro, el camino hacia el negocio privado sanitario está franco.
Así sucede con todo, el descenso del paro es una pírrica victoria cuando se está despidiendo a trabajadores que pierden salarios y derechos consolidados, para ser recontratados, en el mejor de los casos, sin derechos y con un cuarenta por ciento del salario menos, en proporción a horarios y sueldos anteriores; el descenso de la prima de riesgo es una victoria pírrica cuando lo realmente grave es que se cobren intereses a los estados por dinero emitido por el Banco Central Europeo; bajar la cuantía de las sanciones de la nueva ley de seguridad ciudadana es un pírrico triunfo porque continúan limitando la libre reunión,… Salir de la crisis es una pírrica victoria cuando se han sacrificado tantos derechos, servicios y bienestar social que jamás recuperaremos si lo aceptamos así.
La victoria
real pasa por arrebatar las posibilidades especulativas al capital privado, que
son las que corrompen las estructuras de poder, y crear un banca pública
eficiente. Mientras tanto todo serán pírricas victorias que nos conducirán
hacia una esclavitud consentida.
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