Con demasiada frecuencia nos imponen una supuesta realidad, y ocultan esos pequeños detalles que marcan la diferencia.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Un año de valientes logros



En apenas un año la poderosa mayoría absoluta otorgada por casi 11 millones de españoles al Partido Popular ha sido capaz de desguazar casi por completo un país ya ruinosamente resquebrajado. Incremento en el IRPF, abaratamiento del despido, recortes en sanidad, educación y pensiones, subida del IVA en tres puntos, y de las facturas energéticas, aportaciones de dinero público a los bancos, amnistías fiscales para los grandes defraudadores,… Han hecho exactamente todo aquello que prometieron que no harían.
Cada uno de los doce pasados meses han sido un continuo de medidas tomadas desde la prepotencia de la mayoría aplastante y en muchas ocasiones desde la oculta guarida del real decreto y en el más absoluto de los secretismos, si era posible. Mariano Rajoy, el líder de la banda, que ya era parco en explicaciones desde la oposición, limitándose a  soltar sus peroratas sin responder a las preguntas de la prensa, ha seguido su línea en el gobierno, y no ha comparecido ni una sola vez voluntariamente ante el Congreso,  únicamente lo ha hecho cuando la ley le obligaba. Esto no sucedía desde el año 2001, en el que su arrogante y endiosado mentor, José María Aznar, acudió únicamente obligado a rendir cuentas a los parlamentarios.  Tal vez sea que Rajoy no tenga muchas cosas de que alardear, o tal vez sean tantas que no sepa cual de ellas destacar.
El insigne Mariano y sus secuaces han sido muy valientes al aprobar todas las citadas medidas porque con cada una de ellas han mentido como bellacos a todo el país, pero especialmente a sus ilusos electores. Ciertamente la calaña de los políticos es tan desvergonzada que pueden mentir durante toda su vida y seguir apoltronados sirviendo como lacayos a sus señores, los intereses de los mercados. En eso reside su valentía, y lo dejaron patente desde el mismo momento de la formación de su gobierno, que fue toda una declaración de intenciones, y de profundos agradecimientos.
Con el fin de organizar nuestra Defensa, eligió al estirado Pedro Morenés, que estaba altamente vinculado con  la empresa de armas ubicada en Zaragoza, Instalaza, que había demandado al estado español por las pérdidas que le ocasionaría la prohibición de las sanguinarias bombas de racimo. Tal vez el estado pague de algún modo 40 millones de euros que de alguna manera llegarán a los accionistas de Instalaza.
Para dirigir nuestra Economía designó al sonriente Luis de Guindos, ex presidente para España y Portugal del estrepitosamente quebrado banco estadounidense de inversiones Lehman Brothers. Buen currículum para hacer lo mismo con España. De momento su mayor sonrisa fue a Goirigolzarri para tranquilizarle porque ya habían llegado los casi 40.000 millones de euros para Bankia y los demás cajas expoliadas, entre ellas CAM, caja cuyas cuotas participativas salieron a bolsa en 2008 coordinadas por el propio De Guindos.
Para velar por nuestra Hacienda, bienes e impuestos se recuperó al inquietante Cristóbal Montoro, ya experimentado en estas lides en el segundo gobierno Aznar, añadiéndole además el control sobre las Administraciones Públicas, para estrujar aún más las condiciones laborales de los funcionarios. Montoro, que lo mismo es capaz de conceder una amnistía fiscal que amenazar con publicar los nombres de quienes defraudan, protagoniza múltiples hazañas recogidas en las hemerotecas, entre ellas poseer tres pisos en Madrid, pero no renunciar a las dietas para residencia.

Para proteger nuestra Agricultura y Alimentación el premiado fue el campechano Miguel Arias Cañete, también bregado en tales batallas con Aznar, y cuya esposa Micaela Domecq gestiona junto a su familia empresas preceptoras de suculentos fondos europeos para la agricultura además de coleccionar bienes por un valor catastral superior a las seis cifras, más otros activos de más de 600.000 euros, no como el pobretón Camps. De regalo le han añadido Medio Ambiente por sus excelentes relaciones con los ecologistas, que no lo pueden ver ni en pintura.

Podríamos continuar exaltando las valiosas habilidades de los portadores de las carteras ministeriales de nuestro país repartiendo ganancias con sus respectivos sectores, Mato en su faena de privatizar Sanidad, Bañez recortando prestaciones, Sáenz de Santamaría rozando las más altas cotas de hipocresía…

Dentro de la valentía generalizada de esa piara de desalmados que dirige los destinos del país tal vez haya que destacar la del Ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert. El arrojo de este adalid le ha llevado a hacer las delicias de la iglesia y del más rancio tradicionalismo con sus nuevos impulsos a la educación hasta el extremo de, además de volver a catolizar, pretender “españolizar” a través de ella, lo que no solamente les jode a los catalanes, sino a cualquier defensor de la pluralidad y la libertad. Este visionario retorcido parece retomar las excusas que llevaron a la destrucción de Hispanoamérica por parte de los reyes católicos, la conversión al catolicismo y la españolización. Reafirmado a si mismo creciendo ante el castigo como un “toro bravo” el arrojo de la progresiva derechización de su trayectoria ideológica, sólo es comparable al arrojo de sus decisiones, no en vano su apellido significa valor en el sonoro idioma del oráculo femenino de la política europea, Angela Merkel.

Pero si en esta competición de barbaries históricas hay un descerebrado intrépido en cuanto a sus decisiones, para tomar las cuales no es suficiente con ser bizarro, valiente, grande, excelente; en definitiva gallardo, sino que hay que ser Gallardón, además de Alberto y Ruiz. El otrora revolucionario progresista del PP retorna a la más profunda de las cavernas puesto que no sólo restringe la ley del aborto a límites absolutamente retrógrados, sino que además nos pretende condenar a una justicia como la norteamericana, cuyos resultados tengan más que ver con el poder adquisitivo para pagar abogados, tasas o recursos que con la necesaria igualdad ante la ley. En este país, donde son bien recibidos millonarios rusos, chinos, o de cualquier lugar y sea cual sea el color de sus billetes o si están manchados de sangre, droga o corrupción esta claro que pesa más el dinero que la justicia.
Después de arrancarnos todos nuestros derechos, nos arrebatan la justicia para reclamarlos. Así es la clase de basura que gobierna en las tendencias ideológicas capitalistas neoliberales.
Tal vez, de momento, no se atrevan a restaurar el derecho de pernada para quienes superen cierto número de cifras en sus cuentas bancarias, pero de momento algo que nos va a afectar a todos en varios momentos de nuestra vida, el Registro Civil, va a pasar a manos de los Registros de la Propiedad. ¿Por qué querrá nuestro presidente Mariano Rajoy, registrador de la propiedad en excedencia de la urbanística zona de Santa Pola (Alicante), cargarse de más trabajo para su jubilación?
Mucho me temo que el siguiente valiente logro van a ser copiosas tasas en las anotaciones y certificaciones registrales civiles que controlarán los apenas dos mil registradores de la propiedad que se reparten la gigantesca tarta económica que les procuran las mismas leyes, de procedencia franquista, que desahucian a los ciudadanos.
Es eso consisten las democracias occidentales actuales, la máxima de los políticos es acceder al poder por cualquier medio, para una vez arriba arreglar lo suyo y lo de sus amigos para garantizarse una jugosa jubilación, que de hecho consolidan a lo largo de su camino.
Su valentía es nuestra gilipollez, de modo que nos mienten y roban a la cara, y les seguimos votando, pero tal vez no tarde mucho en que el PP alcance su mayor logro, y ese será que por fin todos nos unamos para frenar este gigantesco engaño.

martes, 11 de diciembre de 2012

Premios y castigos



 Este lunes, como cada 10 de diciembre desde 1901, se entregaron los premios Nobel. Los prestigiosos galardones creados por Alfred Nobel, inventor de la dinamita y enriquecido gracias a ello, son consecuencia de los problemas de conciencia que creó al químico sueco el destructivo uso bélico que se podía hacer de un producto creado inicialmente para la minería. La fecha de entrega conmemora el día de su muerte en 1896, y los premiados son quienes hayan aportado el “mayor beneficio a la humanidad” durante el año en los campos de la Literatura, Física, Química y Medicina. En su testamento Alfred Nobel también reservó un premio, que en todos los casos coincide con una medalla, un diploma y una cantidad económica, “a la persona que haya trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz”, según dicta su testamento.
Lo cierto es que los loables deseos del inventor, sin duda también con cierta ansia de inmortalidad, no tardaron demasiado en tornarse controvertidos a causa de que quienes eran designados para recibirlos no se consideraban merecedores de ello. Esto sucedía especialmente con el Nobel de la Paz, que además es el único que se entrega en Oslo, mientras que los restantes lo hacen en Estocolmo. Ya en 1906 el presidente de los Estados Unidos Theodore Roosvelt fue obsequiado con el galardón por mediar en el fin de la recién concluida guerra ruso japonesa, si bien también era el culpable de otros enfrentamientos y muertes. En 1919, otro presidente norteamericano Woodrow Wilson, culpable entre otras cosas de permitir la creación del fraude monetario expansivo de la Reserva Federal, y de meter al país en la Primera Guerra Mundial, recibió el Nobel de la Paz por fundar la Sociedad de Naciones, inútil precursor de la actual inútil ONU. Barak Obama lo recibió en 2009  «Por sus extraordinarios esfuerzos para fortalecer la diplomacia internacional y la colaboración entre los pueblos», cuando durante su mandato se producen tantas guerras o más que antes, aunque quizás el más polémico fue el Nobel de la Paz de 1973 que se concedió a los dos personajes encargados de firmar el Acuerdo de Paris de aquel mismo año que puso fin a la presencia de las tropas norteamericanas en Vietnam. El vietnamita Le Duc Tho rechazó el premio porque realmente la guerra no había finalizado, ni lo hizo hasta dos años después, pero el sin duda mayor genocida de la historia de la humanidad y culpable de muchas muertes en aquel conflicto, el entonces Secretario de Estado Norteamericano Henry Kissinger aceptó encantado el premio.
Sin duda muchos de los perceptores del reconocimiento a lo largo de la historia han sido merecedores del mismo, pero la presencia de personajes de esa calaña deja en muy mal lugar el prestigio del acontecimiento y su credibilidad.
El problema es que el sistema utiliza el prestigio del premio, galardón, certamen, institución,… en su propio beneficio, cuando no ha sido creado expresamente para ello, con lo que le acaba desprestigiandolo completamente.
En este sentido y como paradigmático ejemplo de cómo crear un prestigio a medida, precisamente uno de los que ha conducido al planeta a su actual situación, citaremos el premio Nobel de Economía que Alfred Nobel no mencionó en su testamento, sino que responde a un invento para respaldar las ideologías a imponer. El galardón postizo se añadió en 1968 por el Banco Central de Suecia, y la actual familia Nobel no lo reconoce como tal, aunque se entrega junto a los demás, ampliándose desde 1995 no solo a la economía, sino a las ciencias políticas, a la psicología y a la sociología, ya que tras incluir a la economía entre las modalidades elegidas, se decidió que no se ampliarían jamás con ningún otro premio. La mayoría de los receptores del premio Nóbel de Economía pertenecen a la Escuela de Chicago, y concretamente el premio en 1976 se lo llevó Milton Friedman «por sus triunfos en el campo del análisis del consumo, la historia y teoría monetaria, y por su demostración acerca de la complejidad de la estabilización política». Friedman fue quien conspiró y comenzó a difundir las teorías sobre las bondades de un mercado completamente desregulado del control de los estados que se comenzó a aplicar en los setenta en las dictaduras latinoamericanas y en los ochenta en las “democracias occidentales” a través de Reagan y Thatcher, extendiéndose más tarde a prácticamente todo el planeta, con los resultados de un mayor incremento en las diferencias entre ricos y pobres y al sacrificio del estado de bienestar en beneficio de los especuladores.
Ahora los cerebros que dirigen el cotarro han debido de considerar que la Unión Europea, la panacea glorificada por nuestros políticos para repartirse más poltronas y crear un poder superior que, por nuestro bien, dirigirá nuestros países según sus criterios divinos y de acuerdo con los “mercados”, reciba el premio.  El motivo de la concesión han sido “Por su contribución durante seis décadas al avance de la paz y la reconciliación, la democracia, y los derechos humanos en Europa”. Sin entrar a analizar la realidad de si la UE ha contribuido a más guerras que paz, a más enfrentamientos  que reconciliaciones y últimamente a generar más miseria que derechos humanos, la ceremonia de entrega del premio dejo claros los castigos que sufrimos los ciudadanos europeos.  (continúa abajo)         

           

           

           

           

           

           

           


A la ceremonia asistieron 21 de los 27 presidentes europeos, los mismos que castigan diariamente a la miseria a los ciudadanos más desfavorecidos de sus países con sus decisiones y recortes hasta situar en un 25 por ciento de los europeos con unos ingresos por debajo de los dos dólares diarios, que es lo que marca la pobreza. En el evento participó nuestro Mariano Rajoy, que hizo lo que saben hacer todos ellos, salir en la foto con trajes caros y sonrisas hipócritas con las que machacan a sus ciudadanos mientras cumplen las órdenes creadas por Friedman para satisfacer a las élites y multinacionales que les acabarán agradeciendo los favores recibidos colocándoles en inútiles puestos ejecutivos con elevados salarios. Con toda seguridad llegaron hasta allí después de haber viajado cómodamente con sus séquitos, en primera clase y a cuenta de los erarios públicos a pesar de los malos tiempos para excesos económicos. Seguro que las comilonas en Oslo también estuvieron a la orden del día en estos premios que siempre les toca a ellos mientras nosotros recibimos los castigos.
Lástima de gastroenteritis alimentaria generalizada, y si es posible permanente. Sería lo único que justificara la presencia de tanto caradura en el evento.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Más de lo mismo



En marzo de 2010 iniciaba las reflexiones en este blog analizando la degenerada situación a la que han llegado las estructuras básicas del neoliberalismo capitalista democrático en este país, entre ellas la empresarial, la financiera y la política.
Entonces me sorprendía que al frente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), representando a todos los empresarios españoles, se encontrara el madrileño Gerardo Díaz Ferrán a pesar de haber demostrado claramente su nulidad como gestor en empresas como Air Comet. Tardaron hasta el 21 de diciembre del mismo año en sustituirle. Hasta entonces sus compañeros, solidarios ellos, le defendieron a ultranza.
Ahora Díaz Ferrán descansa en prisión acusado de alzamiento de bienes, blanqueo de capital y falsificación de documentos, entre otras lindezas. La gravedad de las acusaciones queda subrayada por las fianzas impuestas por el juez para él y su socio, que ascienden a 30 y 50 millones de euros, ambas record absoluto de las fianzas judiciales en este país hasta ahora. El actual vicepresidente de la CEOE, el también madrileño Arturo Fernández, ya que en la farsa de los equilibrios ahora le corresponde el timón a un piloto que hable catalán, considera que toda esa actividad delictiva de Díaz Ferrán mientras representaba a los empresarios no afecta a la institución, tal vez porque ya está lo suficientemente desprestigiada por los compadreos entre todos los representantes de nuestras instituciones. Sirva como ejemplo que el señor Fernández, empresario restaurador, es el encargado de dar de comer a sus señorías en el Congreso por un módico precio que apenas alcanza los cuatro euros, porque su empresa recibe jugosas subvenciones mientras los escolares tienen que pagar una cantidad similar por poder comer la comida que se llevan de casa.
En el entramado que atañe al expresidente de la CEOE, aparte de sus socios y cómplices en el gigantesco fraude también fue llamado a declarar Miguel Blesa por un préstamo de 26,5 millones de euros que Díaz Ferrán recibió, y aún no ha devuelto, cuando el primero era presidente de Caja Madrid y el segundo consejero de la misma entidad financiera.
Entonces citaba el generoso préstamo recibido por el, entonces, líder de los empresarios, pero para referirme a la crisis financiera me remitía a las jugosas jubilaciones con que el BBVA obsequiaba a sus altos ejecutivos, entre ellos a un recién consejero jubilado  José Ignacio Goirigolzarri que acababa de embolsarse 60 millones de euros por ello. Circunstancias de la vida aquel pobre jubilado ahora se ha reincorporado a la poderosa butaca bancaria que otrora ocupó Blesa, si bien entonces era un lujoso trono en un palacio de suntuosidades y despilfarros y ahora es un lujoso trono en un solar de telarañas y engaños. Entre uno y otro ha pasado un Rato, concretamente Rodrigo, que desde su lujoso trono dilapidó los restos dorados heredados en el fraude de Bankia, timando directamente a miles de incautos bankeros. Con toda seguridad todos estos honrados ciudadanos que fueron timados a través de la adquisición de acciones y deuda preferente estaban menos formados para ello que el bilbaíno educado en Deusto que ahora manda en el engendro al que van dirigidos la mayor parte de los cerca de 40.000 millones de euros, que pagaremos todos, con que Bruselas ha obsequiado a la ruinosa banca española, a cambio de una sangría de empleos y sacrificios a los afectados de base, mientras que los culpables del desastre se escaquean con los bolsillos llenos, como lo hacen los malos empresarios. En realidad ese sector bancario ruinoso coincide con las antiguas cajas de ahorros polítizadas desde que, como tantos políticos, el injustamente glorificado Felipe González abrió los consejos de administración de las mismas a partidos políticos y agrupaciones sindicales con la ley 31/85 de regulación de las normas básicas sobre órganos rectores de las cajas de ahorro. Con la excusa de la democratización de las mismas, lo que se hizo fue colocar al alcance de los políticos las poltronas financieras con los desastrosos resultados actuales. En realidad González fue el colocador de los balones para que después Aznar rematara para acabar de meter el gol a los ciudadanos de a pie. Lo mismo que con las cajas sucedió con la ley orgánica del poder judicial, la Ley de Reforma Universitaria o las regulaciones de los medios de difusión. El resultado es que todos esos ámbitos están polítizados y corrompidos hasta la saciedad en este fraude democrático del bipartidismo político en el que la única diferencia entre ambos es la afiliación de los enchufados de cada uno.
Regresemos al que nos ocupa que es el poder financiero y su compadreo con políticos, empresarios, corrupciones y prebendas. En esta cultura del pelotazo generalizada triunfa el más ladrón, y así en la reminiscencia del oro robado que le hace brillar surge el banquero nombrado a dedo político del que aquí citaremos a Blesa como ejemplo, aunque hay muchísimos más, como Narcís Serra y su Caixa Catalunya o Pedro Hernández Moltó y Caja Castilla La Mancha, hasta completar casi uno por entidad heredada de las antiguas cajas de ahorros, al menos de las poderosas.
El jienense Miguel Blesa coincidió y consolidó su amistad con José María Aznar durante la estancia de ambos como inspectores de hacienda en Logroño. Casi veinte años después, cuando Aznar llegó al poder, en 1996 y con Gallardón como presidente de la Comunidad madrileña desde un año antes, Blesa accedió a la presidencia de Caja Madrid sustituyendo bruscamente a su electo antecesor, cargo en el que se mantuvo hasta 2010, jubilándose después con una jugosa indemnización y despilfarros como el sobrepago de casi tres millones de dólares por una mansión en Miami o prestamos a fondo perdido a colegas de corrupción como Díaz Ferrán.
La culpa de la ruina de este país es de políticos como los que nos gobiernan y legislan nuestras leyes, empresarios como Díaz Ferrán, y banqueros políticos como Blesa. Todos ellos tienen en común sus aires de grandeza y su enriquecimiento ilícito gracias  al saqueo de los más débiles y del patrimonio público. Islandia fue capaz de salir de la crisis exigiendo responsabilidades a los políticos, banqueros y empresarios generadores del gigantesco fraude y haciéndoles pagar por ellas.
El problema de este país, y de todo el reinante orden capitalista mundial, es que nos educan para creer que  alcanzar el éxito y triunfar es llenarse los bolsillos de dinero y riquezas y rodearse de lujos y exclusividad, hasta el enfermizo punto de que casi ni se llega a cuestionar si el origen de esa insultante diferencia económica procede de una merecida genialidad o del sufrimiento de otros seres humanos.  
Las corruptelas del dinero y del máximo beneficio amparadas en banqueros y empresarios sin escrúpulos han anidado en las mediocres clases políticas dominantes que la esparcen, a golpe de legislación, en las demás estructuras de poder, bien sea sindical, judicial, mediático o de cualquier otro tipo, incluido el monárquico, y así nos va.
Entonces, hace casi tres años, las cosas iban mal. Ahora, casi tres años después, van mucho peor, y quienes nos iban a sacar de la mierda han logrado que nos sumerjamos completamente en ella.
Ojalá los jueces se sacudan la presión política y como Eloy Velasco, comiencen a exigir responsabilidades a tanto delincuente enriquecido por negocios ilícitos en este país. De momento se han atrevido con algún empresario, y los políticos y banqueros responsables de esta bacanal de despilfarros e irresponsabilidad con la que justifican el desmantelamiento de nuestro estado de bienestar siguen disfrutando de sus robos y prebendas, algunos con trajes a medida y la mayoría con extraordinarias jubilaciones y cómodas poltronas bien remuneradas.
Hasta aquí nos han conducido los 34 años de una maravillosa constitución y de un proceso de transición que nos vendieron como ejemplar. Sin duda en este tiempo la calidad de vida en este país subió como resultado de dilapidar las riquezas existentes, las mismas cuyo grueso principal disparó los beneficios de las élites dominantes y cuyas migajas repercutieron en una creciente clase media que ahora quieren descender a clase baja, y esta última a clase basura.
La Casta política, la misma hable el idioma que hable, ha colocado las piedras legislativas para llegar a la hecatombe actual. Ya lo dijo el portavoz del gobierno popular Miguel Ángel Rodríguez  cuando la constitución cumplía 18 años, allá por 1996: “si fuera chico podría votar, si fuera chica se vestiría de largo”. Dieciséis años después si la Norma Fundamental de este país fuera chico estaría en el paro, y si fuera chica estaría asqueadas de las vejaciones de una cutre casta política que paso a paso nos ha demostrado que sólo es capaz de aportarnos más de lo mismo hasta dejar sin futuro a las próximas generaciones esclavizándolas a una deuda ilegítima que favorece a las élites mundiales.