Con demasiada frecuencia nos imponen una supuesta realidad, y ocultan esos pequeños detalles que marcan la diferencia.

jueves, 7 de julio de 2011

Nuevas denominaciones, viejas pretensiones.

Bankia, uno de los conglomerados de cajas de ahorro resultado de las exigencias políticas y monetarias de realizar fusiones y privatizaciones para sanear sus cuentas, ha tratado de potenciar la venta de sus acciones invitando a los posibles compradores a hacerse “bankeros”. La similitud fonética de esta nueva denominación con la tradicional de banquero, parece querer decir que si compras acciones participarás de los beneficios como ellos.


En realidad esa es la máxima de las nuevas políticas liberales para lograr el respaldo que le permite imponerse: créete que puedes ser como nosotros para entrar en un juego al que legitimas con tu participación.
Mientras Bankia, con Caja Madrid y Bancaja al frente, promete convertir en bankeros a sus accionistas, los presidentes de estas dos entidades, Rodrigo Rato y Juan José Olivas, (presidente y vicepresidente del nuevo engendro) se embolsarán, junto al consejero delegado, Francisco Verdú, hasta 10,15 millones de euros al año. Bueno, eso sólo si las cosas van muy bien, porque 6 millones los cobrarían por objetivos cumplidos. Si las cosas van muy mal, los tres banqueros únicamente cobrarán la irrisoria cantidad de 4,08 millones de euros. Lo malo del caso en que si eso sucediera, los nuevos “bankeros” podrían perder todo lo que hubieran invertido.
Por más que intenten inventar nuevas denominaciones, las pretensiones son muy viejas, tanto que son las mismas de siempre: enriquecerse unos pocos a costa de todos los demás.
Por cierto, los clientes de esas entidades, antes un tanto altruistas y obligadas a destinar una parte de sus beneficios a obras sociales, tendrán que pagar nuevas comisiones si tienen menos de 2.000 euros en sus cuentas y no tienen un salario domiciliado.
La desregulación, nueva denominación enmascarada de una liberación brutal que pide la no intervención de los estados en los negocios privados, pretende entregar las riendas del planeta a los escasos privilegiados que atesoran el capital y esclavizado al resto de la humanidad.
Las nuevas denominaciones alcanzan a muchos ámbitos, como Ingeniería en Finanzas, o Agencias de Calificación. Lo primero no dejó de ser un intento de sofisticar el origen de los perniciosos productos financieros que hundieron la banca internacional mientras unos pocos se enriquecían en un gigantesco timo piramidal, y las segundas fueron un invento de esos mismos bancos especuladores y generadores de los productos basura para que, pagándolas sustanciosas cantidades, vendieran las bondades de sus productos.
De hecho, esas mismas Agencias Calificadoras que ahora advierten de la situación de riesgo de algunos países europeos, mantuvieron excelentes expectativas para los bancos norteamericanos que les pagaron hasta el momento en el que quebraron.
Por el camino, muchos ciudadanos perdieron sus trabajos, sus viviendas, sus derechos a la salud y a la educación y hasta sus ilusiones, todo por las viejas pretensiones de que unos pocos se enriquezcan.
Con el beneplácito legislativo de nuestros políticos, todo se privatiza. Los Estados venden sus bancos, empresas e infraestructuras para obtener ingresos y dejan de regular los negocios privados, con la insidiosa justificación de favorecer la eficiencia de los mercados y, como consecuencia de ello, a los consumidores, que, por desgracia, somos todos.
Sin otras fuentes importantes de ingresos, ya que todo se ha privatizado, los Estados tienen que pedir dinero prestado al mismo capital privado que paga a las Agencias Calificadoras que, evidentemente van a tratar de lograr el tipo de interés más beneficioso para aquel quien les paga.
Los políticos, como demuestran los ingresos y cargos en multinacionales y organismos que ocupan tras abandonar el poder, no han dudado en malvender sus países para incluirse entre los privilegiados de las viejas pretensiones, junto a banqueros, financieros y especuladores. Para redondear eliminan el impuesto sobre el patrimonio y reducen impuestos directos y aumentan indirectos, lo que favorece a los más ricos, además de pretender eliminar los impuestos de sucesiones. Saben que dejarán grandes fortunas a sus herederos. La situación generalizada lo que hace es privatizar las ganancias y socializar las pérdidas.
Y a pesar de todo, seguimos haciendo caso a lo que dicen todos ellos.

(La crisis financiera y los compadreos entre banca y política norteamericana se explican en el documental "Inside Job": http://vimeo.com/50002273#  , pero hay una banca diferente: http://www.youtube.com/watch?v=4S4uEkpFvsQ )