Con demasiada frecuencia nos imponen una supuesta realidad, y ocultan esos pequeños detalles que marcan la diferencia.

viernes, 25 de abril de 2014

Crímenes legales



Desde que el sedentarismo y las posteriores organizaciones sociales posibilitaran la acumulación de bienes y la propiedad privada, el posible beneficio de ambas siempre ha sido desigual entre los individuos. La fuerza, el poder, la habilidad, la inteligencia, el linaje, la suerte, … todos ellos podían influir en la riqueza que cada uno de ellos acumulara. Si bien se pueden intuir ciertos oscuros orígenes en la cimentación de ciertos enriquecimientos,  un maestro del realismo literario, Honoré de Balzac, era más tajante y ya en afirmaba en 1834 que “El secreto de las grandes fortunas sin causa aparente es un crimen olvidado, porque se ha cometido de una manera limpia.”  Evidentemente cuando dice limpia se refiere a no conocida como criminal, y bajo esa premisa de impunidad se consolida el sistema de organización social y del trabajo conocida como capitalismo, y en la que ese capital, de dudoso origen en la mayor parte de los casos,  domina por encima de todo.
La posterior evolución ideológica hacia tendencias más democráticas desembocó en legislaciones más sociales y justas gracias a la constante lucha proletaria para salir de sus condiciones de miseria. Se propugnó un “nuevo reparto”, el New Deal, que de un modo u otro, acabó germinando en los llamados Estados del Bienestar, en los que los gobiernos asumían las riendas de legislaciones y servicios para lograr mayor igualdad social.
El astuto capital, obligado a repartir los beneficios y despojado de su oscura impunidad inicial, criminal al principio y explotadora después, trató de reinventarse a través del “Neoliberalismo”. Simplemente se inventaron una teoría para endiosar a los mercados y su necesidad de autoregularse para funcionar óptimamente, y la prestigiaron  y difundieron entre sus lacayos políticos. De ese modo las legislaciones dejaron paulatinamente, de regular y controlar las actividades mercantiles privadas, además de privatizar las hasta entonces públicas con la falacia de la eficacia de la gestión privada y el abaratamiento de los productos y servicios bajo la libre competencia.
Los resultados más evidentes son un omnipotente mercado infestado por la proliferación de grandes empresas y multinacionales que controlan los precios a su antojo, multiplicándolos a su gusto y tan poderosas que son capaces de presionar a los países para que legislen a su gusto, recortando derechos y salarios a los trabajadores, y obligando a su rescate en caso de fraude o hundimiento. Pruebas en este país sobran, mientras los salarios de los españoles han bajado una media de 20 por ciento, vía bajada directa, o tras el logro de un nuevo contrato después de ser despedidos, y se ejecutan numerosos desahucios, más de 275 diariamente durante 2012, se rescata a bancos o autopistas, todo ello bajo el sello de la legalidad a la carta aprobada por los gobiernos y recomendada por las instituciones internacionales, pero que no dejan de ser los mismos crímenes legales que permitieron en su día muchas fortunas sin causa aparente, entonces fue a causa del desconocimiento y ahora a través de injustas y corruptas legislaciones.
El problema es que nos hacen identificar leyes con Justicia y en esa legalidad aparente basan sus engaños y desvergüenza, teniendo en cuenta además que la esencial separación de poderes para la existencia de una democracia más real, por el mutuo control entre ellos, está en manos de los mismos, pues el ejecutivo es respaldado por el legislativo, que a su vez elige al judicial, formando un tridente letal para los principios democráticos y un excelente disfraz para el totalitarismo y la corrupción, pasando así de cometer crímenes ocultos a cometer crímenes legales.

sábado, 19 de abril de 2014

Héroes o villanos

Las nuevas tecnologías aplicadas a los medios audiovisuales han avanzado hasta tal punto que pueden acabar condicionando, tanto nuestras costumbres como nuestras ideas y pensamientos. El abaratamiento de videocámaras y todo el material relacionado con la captación y almacenamiento de imágenes han propiciado la colocación y uso de este tipo de dispositivos en espacios públicos, en la mayor parte de los casos con la búsqueda de mayor seguridad como principal excusa argumental. La medida tal vez sea eficaz, pero puede resultar muy peligrosa por que, por ejemplo, es el mismo motivo con el que justifican los norteamericanos sus masivos espionajes, o los gobernantes populares pretenden imponer un restrictiva Ley de seguridad ciudadana en la que los derechos y libertades individuales se sacrifican en aras de una supuesta paz social en la que una minoría dominante se enriquece explotando a la mayoría dominada.
De este modo, si el ministerio del interior quisiera identificar a ciertos participantes en una manifestación considerada ilegal podría hacerlo fácilmente, incluso aunque fuera multitudinaria y tuvieran que repasar uno a uno a sus cientos de miles de manifestantes, porque existe la tecnología para hacerlo, como existe la que permite que la Dirección General de Tráfico (DGT) tenga un helicóptero capaz de calcular a un kilómetro de distancia la velocidad de un vehículo, y si fuera necesario constatar su matrícula para gestionar la sanción correspondiente.
Esta tecnología audiovisual, capaz de acercarse hasta casi el infinito con una definición asombrosa o de congelar el movimiento con una nitidez impensable, aplicada al deporte, ya nos mostró durante las pasadas olimpiadas de Londres la belleza y plasticidad de algunas disciplinas deportivas al mostrarnos con detalle y precisión milimétrica, tanto en espacio como en tiempo, el esfuerzo de los atletas.
Esa misma tecnología audiovisual que, aplicada al deporte, se estrenó en Londres, se sigue empleando en las retransmisiones deportivas televisadas, que prácticamente en los deportes de masas, lo son todas.
Así podemos ver con todo detalle los mates de sus ídolos del basket, los raquetazos de sus tenistas favoritos, las pedaladas de sus ciclistas preferidos,… y los goles de sus héroes futbolísticos. Las imágenes de televisión nos muestran con todo detalle como golpean al balón, como éste vuela rotando sobre si mismo y como se cuela por la escuadra a pesar del esfuerzo en la estirada del portero, cuyo rostro muestra la evolución del gesto en la intensidad de la acción, e incluso, con todo detalle, se ven hasta caer las gotas de sudor generadas por las altas temperaturas y la entrega de esos héroes  jaleados desde las gradas por las enardecidas masas de seguidores, que lucen orgullosos sus camisetas y nombres para mejor regocijo del negocio deportivo.
En todos los sitios cuecen habas, pero las calderadas futbolísticas son inalcanzables por cualquier otro deporte, al menos de momento, y es que algunas de las acciones que inmortalizan las cámaras en su detallada evolución, son más propias de villanos rastreros que de idolatrados héroes. Patadas, escupitajos, pisotones, zancadillas, agarrones, insultos,… todas las provocaciones imaginables por la más retorcida mente tienen cabida en unas prácticas que poco tienen que ver con el deporte. Obviamente esos héroes, cuyos sueldos suelen ser más abultados que su educación, tratan de ocultar sus ladinas acciones a la vista de los espectadores, y lo logran en muchas ocasiones, pero no pueden hacerlo al insospechado alcance de las cámaras, que les retratan en toda su oscura intención, de tal manera que si quieren mantener intacta su heroicidad, deberían modificar sus comportamientos, ya que sus actuaciones, salvo excepciones disciplinarias, siempre están sometidas a su celebración pública. Otros aspirantes a héroes, aunque no sea a través del deporte,  pero con grandes egos y vanidades, y sometidos al escrutinio de sus acciones al público que les paga y sustenta su existencia, son los políticos, pero estos privilegiados personajes son inmunes a casi todo porque tienen la sartén por el mango.
Si analizamos el escenario público de los máximos representantes de la política española, el congreso de los diputados, donde han sido pillados viendo porno, durmiendo, votando por los demás, insultando a rivales y ciudadanos,… el demócrata y transparente anterior presidente, José Bono, tal vez previendo el alcance de las nuevas tecnologías, promovió unas reformas en el hemiciclo a principios de 2011 que recluyó a cámaras y reporteros gráficos a un habitáculo desde donde no podían realizar libremente su trabajo, ni captar imágenes que pudieran comprometer la seriedad del trabajo de sus señorías o su integridad ética.  La medida no agradó a los profesionales de la información audiovisual, pero se adoptó sin más, y cada vez es más habitual que los gabinetes de prensa de partidos y políticos faciliten las imágenes de sus líderes, para evitar así cualquier acontecimiento imprevisto, no acepten preguntas de los periodistas, sustituyendo las ruedas de prensa por meras declaraciones, e incluso por comparecencias televisadas.
De ese modo mientras los políticos pretenden inculcar las nuevas tecnologías para controlar e identificar a los ciudadanos, blindan el  oscurantismo en el que medran sus corrupciones e injusticias  ante su probable alcance, no sea que como en el caso de ídolos futbolísticos, sus miserias queden al alcance de la luz pública, y con ello caigan de sus pedestales de poder.
Con todo, lo más preocupante no es la mezquindad de unos héroes más próximos a villanos de lo aceptable, sino los fanáticos que continúan jaleándoles desde las gradas de los estadios, las sillas de los mítines o los votos de las urnas, pues con ello legitiman y perpetúan comportamientos deleznables permitiendo que dominen y proliferen los villanos en lugar de los héroes.    

viernes, 18 de abril de 2014

García Márquez: "No llores porque terminó, sonríe porque sucedió"

Cuando ayer, 17 de abril de 2014 y jueves santo en la cultura cristiana, Gabriel García Márquez, conocido como Gabo entre sus allegados, abandonó la realidad experimental de la condición humana en el planeta azul tras 87 años de aprender a vivir, seguro que lo hizo sonriendo en su interior, con la satisfactoria sonrisa de una labor bien hecha, y con la certeza del significado de la muerte: "Sólo entonces comprendí que morir es no estar nunca mas con los amigos" . Su amplio legado incluye todo lo relacionado con la comunicación escrita: periodismo, guiones, artículos, reportajes, cuentos y novelas que impregnó con "el realismo mágico" que se inventó para hacer más comprensible, aceptable y digerible unas situaciones sociales no demasiado cercanas a lo que debiera ser la condición humana. La calidad de su prolífica obra literaria viene avalada por el premio Nobel que recibió en 1982. Comprometido con Sudamérica, la Justicia y la igualdad humana, lo que reivindica en toda su obra, entresacaremos algunos de sus destacados pensamientos para tener siempre presente sus importantes aportaciones a la lengua castellana y a la Humanidad en general.


"Recordar es fácil para el que tiene memoria. Olvidarse es difícil para el que tiene corazón" 

"Nunca dejes de sonreír, aunque estés triste, porque nunca sabes quien se puede enamorar de tu sonrisa"

"Te quiero no por quien eres, sino por quien soy cuando estoy contigo"

"Ninguna persona merece tus lágrimas, y quien las merece no te hará llorar"

 "La vida no es sino una continua sucesión de oportunidades para vivir"

"Sólo porque alguien no te ame como tú quieres, no significa que no te ame con todo su ser"

" No pases el tiempo con alguien que no esté dispuesto a pasarlo contigo"

" La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado"

" Siempre dí lo que sientes y haz lo que piensas"

" La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla"

" Lo único que me duele de morir, es que no sea de amor"

" No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad"

 

Hasta siempre Maestro, ya que como tú mismo asegurabas:  "La muerte no llega con la vejez, sino con el olvido", y a ti, jamás te olvidaremos.

lunes, 7 de abril de 2014

España, entre el error conceptual y la excepción estadística ( o demasiado listo para tanto gilipollas)

            Recientemente la OCDE, Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos, ha vuelto a cuestionar la eficacia de las políticas educativas de nuestro país, al situar a nuestros estudiantes por debajo de la media de los 34 países que la conforman. El suspenso viene reflejado en el último informe PISA, siglas en inglés del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, programa que se viene realizando cada tres años desde el año 2000, y actualmente en más de 60 estados,  y que pretende, mediante el análisis de los conocimientos de los alumnos adolescentes de 15 años, la obtención de información para mejorar y coordinar las políticas educativas de los diferentes países.

            El informe cubre las áreas de la comprensión lectora, las matemáticas o la competencia científica y habilidades prácticas, profundizándose en una de las tres en cada ocasión que se ha realizado, y en todos ellas, nuestros estudiantes se han situado por debajo de la media de los 34 países de la OCDE, si bien por delante de otros menos industrializados.

            Sin entrar a valorar el alcance real del suceso, y de las variables en que se basa, simplemente constatar que cuando te sitúan por debajo de la media en una lista estandarizada y prestigiada es porque te quieren decir que algo estás haciendo mal, al menos con respecto a lo que quieren conseguir en cuanto a esos estándares y prestigios potenciados desde el poder. En este sentido sólo señalar que en el último informe los productivos y disciplinados países asiáticos se aupaban a los primeros puestos en todas las variables analizadas, en detrimento de algunos igualitarios países nórdicos, y con respecto a España se indica que los adolescentes de las clases económicas más altas obtienen mejores resultados, lo que puede estar relacionado con los recortes presupuestarios y con el orientado desprestigio de lo público para potenciar lo privado. Ahondando en esa probabilidad la propia OCDE señala que a partir de cierto nivel de inversión, concretamente los 60.000 euros por alumno que se invierten en España, los resultados no mejoran, y el propio director del programa PISA, Andreas Schleicher, declaró el pasado mes de septiembre en uno de los cursos de la Universidad Menéndez Pelayo de Santander que en España “hay demasiados profesores en relación al número de alumnos”, y que no todos deberían cobrar lo mismo.

           

Pero dejémonos de avisos para navegantes y regresemos a nuestra formación, que es lo que nos ocupa ahora.   


Los adolescentes españoles suspenden, pues, a la hora de comprender lo que leen o de realizar operaciones aritméticas, en lo que sin duda influye el mal, o excesivo, uso de las nuevas tecnologías. Si bien nuestro cerebro matemático jamás podrá sustituir el potencial de un ordenador, y tal vez por ello no es tan preocupante la carencia de ese tipo de conocimientos, siempre y cuando no afecte gravemente al desarrollo vital, la comprensión lectora tiene mucho que ver con las habilidades comunicativas, y sus carencias pueden provocar la ignorancia y la manipulación. En este sentido las sucesivas legislaciones educativas introducidas en este país desde la restauración de la democracia no han sido capaces de ir más allá de los intereses políticos de los gobiernos que las aprobaban, y así siguen, tal vez porque mantener a los españoles alelados y entretenidos en nimiedades e ignorancia sea el único modo de sostener lo insostenible. Las estadísticas se muestran aquí contradictorias, porque si los estudiantes, y por ende la sociedad española en general, se encuentra por debajo de la media de la OCDE en capacidades y formación, los políticos que viven del cuento se sitúan muy por encima de la media de los países que la componen, que son todos los que abrazan el capitalismo, incluidos los europeos, Japón o USA.    

             En España hay unos 78.000 cargos políticos electos, pero dependientes de estos, tal vez como consecuencia del enchufismo franquista y caciquil o de una estructura de partidos políticos excesivamente jerarquizada, y que emplea el amiguismo y los favores como moneda de pago, en lugar de premiar la valía, se encuentran más de 200.000 cargos repartidos entre cargos de confianza, puestos en partidos, sindicatos, empresas públicas o privadas, consejos de administración, cajas de ahorro, universidades y cualquier otro tipo de instituciones que han proliferado como setas (venenosas, porque bien saben los aficionados a la micología que las comestibles son menos numerosas) en la nutrida estructura autonómica del café para todos. Si bien todos ellos no cobran ni viven exclusivamente de la política, constituyen un excelente caldo de cultivo para quienes aspiran a hacerlo.

            Dentro de estos infinitos organigramas de cargos más o menos inútiles que conforman el Estado español, y para garantizarse aún más impunidad en sus actuaciones, hay cerca de 10.000 aforados, es decir, personas que para ser juzgadas e investigadas deben de hacerlo el Tribunal Supremo, u otros altos organismos judiciales, que, dicho sea de paso, están altamente politizados, con lo que la responsabilidad en las actuaciones de todos ellos es más bien lasa, y así pueden hacer casi lo que les viene en gana, sin ningún temor. En países como Alemania actualmente no hay ningún aforado, como tampoco lo hay en el Reino Unido, lugar donde, en la Edad Media, se creo esta figura. En Portugal e Italia solo está aforado el jefe del estado, y en Francia apenas hay una veintena de aforados.

            Esta grave diferencia en la igualdad ante la ley que recoge el artículo 14 de la Constitución, también es bendecido por la propia Carta Magna, que respalda entre su articulado la existencia de ese privilegio en políticos, realeza y fuerzas de seguridad, entre otros; y ratificando de ese modo sus carencias y la necesidad de su profunda reforma, ya que jamás fue tan maravillosa como nos vendieron. Una vez sacralizada la figura del aforado en la Constitución, el desarrollo legislativo y autonómico la multiplicó hasta el casi infinito que suponen los límites actuales.

            Hace casi un año, en mayo de 2013, UP y D, presentó una proposición no de ley para que se debatiera en el pleno del Congreso la figura del aforado y su alcance, para acabar con unos privilegios que han ido demasiado lejos y aportando los datos reflejados antes y que se correspondían con los reflejados por los autores José Luis López Colomer e Iñaki Esparza en su “Tratado Jurisprudencial de aforamientos procesales”.

            El pasado viernes, el Ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, que a juzgar por sus actuaciones, podría muy bien renombrar su cargo a ministro generador de injusticias, presentó novedades en su anteproyecto de reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial, que por otra parte ha sido criticado desde prácticamente todos los ámbitos, por destrozar la independencia de la justicia. Entre las más destacada innovaciones destacan la inclusión de los príncipes y la reina entre los aforados.

Gallardón defendió esta inclusión por coherencia y ha afirmado “No recuerdo ningún país que afore, por ejemplo, a un ministro, y no afore al Príncipe heredero; eso carecería totalmente de sentido”.

           



           

Aunque Gallardón lo oculte, lo más coherente no es aforar a quien en las cúpulas de poder no lo esté, sino quitarle ese negado privilegio a quien lo tiene, para así lograr una mayor igualdad que entre aforamientos e indultos anda un poco desequilibrada.


Por mucho que se empeñe la OCDE, en la educación de nuestro país siempre primará un error, o el conceptual que nos sitúa por debajo de la media en conocimientos y habilidades, o el estadístico que nos coloca muy por encima de la media en espabilados de vivir del cuento, o dicho de otra manera, demasiado listo para tanto gilipollas. Siempre ha sido así, y de hecho los cargos de listos parecen heredarse entre las mismas estirpes y sus allegadas y selectas minorías, mientras que para gilipollas opositamos las aborregadas mayorías restantes, y los más aventajados siempre podrán emigrar para tener trabajo.    




Enlaces recomendados para más información:





http://www.diariodecadiz.es/article/sociedad/1599168/director/pisa/dice/espana/hay/muchos/profesores/y/no/todos/deberian/cobrar/lo/mismo.html