Con demasiada frecuencia nos imponen una supuesta realidad, y ocultan esos pequeños detalles que marcan la diferencia.

domingo, 26 de octubre de 2014

Protocolos peperos

La vigésimo tercera edición del diccionario de la RAE lo autoriza. Podemos llamar pepero al actual gobierno de Rajoy, pues se define como “perteneciente o relativo al Partido Popular español”, y nuestro registrador presidente y sus secuaces ministros a fe que lo son. Hasta la médula. Como también lo es la actual administración autónoma madrileña. Quizás por esa coincidencia pepera en los gobernantes de ambas administraciones, ambas también mantienen políticas desastrosas para la ciudadanía en cuanto a igualdad y protección social mientras sus dirigentes, junto a sus cómplices de otros partidos, sindicalistas y empresariales se forran con sobresueldos, tarjetas opacas y cargos en los más variados y lucrativos consejos de administración. Pero ciñéndonos a las funciones de poder en sus aspectos legislativos y ejecutivos, ciertamente estas execrables prácticas de gobierno no son exclusivas de peperos, y también las ejecuta con similar desfachatez CIU en Catalunya. Se desmantela cualquier atribución del estado relacionada con el estado de bienestar y se legisla a favor de selectas oligarquías y de promover la injusticia social y mayores diferencias entre ricos y pobres. Educación, sanidad, justicia, energía,… todo se legisla y ejecuta de tal manera que favorezca a una minoría adinerada y perjudique a la mayoría ciudadana. Bajo esas deleznables premisas parecen moverse los gobiernos peperos, con Rajoy al frente del central, y expandiendo al resto los bandazos en sus actuaciones y su protocolo de actuación, mostrándose implacable en sus intereses, pero ignorando hasta la dejación cuanto no le interesa o le incomoda.
Este artero modo de gobernar se hace más dañino cuanto mayor es la mayoría absoluta y lo ha efectuado el gobierno en prácticamente todas y cada una de sus decisiones si exceptuamos la controvertida reforma de la ley del aborto, en la que, de momento, han moderado sus intenciones aún a costa de la dimisión de Ruiz Gallardón. Por lo demás no han tenido ningún escrúpulo en incumplir su programa electoral o enfrentarse a las mayorías opuestas a sus decisiones y actitudes. De ese se han deteriorado los existentes fundamentos del estado en materias educativas, judiciales, energéticas, sanitarias,…con la misma desfachatez con la que eluden cualquiera de las múltiples corruptelas que empapan las filas populares o las negligencias de algunos de sus dirigentes en el ejercicio de sus funciones. En este sentido es especialmente indicativo de las dañinas actuaciones de los gobiernos peperos y sus prepotentes actuaciones y protocolos todo lo relacionado con el virus Ébola.      
Primero el gobierno central decidió traer de África a los religiosos españoles afectados por la enfermedad. Lo hizo a bombo y platillo, como demuestra la profusión informativa y las coloridas caravanas que acompañaron al traslado; y sin evaluar costes, ni económicos, pues aunque se estimó en unos 200.000 euros es imposible saber cual fue exactamente, ni éticos, ya que se ignoró la voluntad de los afectados y a sus compañeros, ni organizativos, puesto que se obviaron todos los posibles riesgos de la actuación, tal y como se han demostrado. Previamente el gobierno pepero de la comunidad de Madrid había desmantelado el hospital de Carlos III, que funcionalmente estaba destinado a tratar este tipo de enfermedades y era el único capacitado para hacerlo. Así una administración le pasó a la otra un marrón generado por las decisiones y políticas de ambas, y a los responsables de las dos, y de que ni los medios ni la preparación y protocolos fueran las adecuados, sólo se les ocurrió culpabilizar de todo a la sanitaria de enfermería, Teresa Romero, que, en el desempeño de sus funciones, se contaminó. En el prepotente modo de gobernar pepero, hasta entonces todo había sido implacabilidad y bombo en su propagandística decisión de expatriar a los religiosos contagiados, y dejadez hasta el abandono en cuanto a sus consecuencias. Una vez contagiada Teresa Romero la implacabilidad se volcó sobre su culpabilidad, y aunque más tarde trataron de rectificar, ya la habían cagado, hasta con su implacable intento de convertir su dejadez en eficiencia que aún sigue coleando. Se sacrificó al perro Excalibur y Teresa aún sigue incomunicada desde que ingresara en el Carlos III el pasado 6 de octubre y a pesar de que ya ha superado todos los tiempos protocolarios de contagio. Un paradigmatico ejemplo al que acuden nuestros neoliberales gobernantes, Estados Unidos, una sanitaria con perro, como Teresa, se contagió una semana después que ella del temible virus. El perro no se sacrificó, y ella no sólo no está aislada sino que hace un par de días era recibida y abrazada por Obama.



También el protocolo de Rajoy le llevó a visitar el Carlos III. Dentro de las vorágines propagandísticas llegó a bombo y platillo, miró de lejos a los afectados y aprovechó para grabar su hombrada con el fin de posteriormente distribuirla entre los medios de difusión, por si, como viene siendo habitual, comparecer ante los periodistas le pudiera contagiar alguna enfermedad peligrosa o alguna pregunta incomoda. Suerte que en este protocolo pepero el sacrificado fuera sólo el perro.  


viernes, 10 de octubre de 2014

Errores humanos



Ya está decidido. Nuestros gobernantes han encontrado que el principal culpable de toda la situación de alarma sanitaria provocada por el virus Ébola que invade últimamente este país hasta rozar la neurosis obsesiva y saturar los medios de difusión de masas es, como casi siempre, un error humano. Indefectiblemente cualquier actividad efectuada por humanos es susceptible de sucumbir a sus errores y está expuesta a ellos. Eso es inevitable. Lo preocupante es que siempre sean los demás los que cometen los errores. El grueso de las huestes populares y sus hordas mediáticas han decidido que el error humano culpable de la descontrolada situación proviene de la auxiliar de enfermería, Teresa Romero, precisamente la principal víctima de toda la catástrofe hasta el momento.

El principal adalid de la obtusa acusación es el consejero de sanidad de la comunidad de Madrid, Javier Rodríguez, quien no duda en cuestionar la profesionalidad de la auxiliar e incluso su inteligencia, afirmando que ocultó datos, que unas personas necesitan más formación que otras y que, en cualquier caso, para ponerse o quitarse un traje no hace falta un master. Aunque algunos miembros del PP han denostado claramente el discurso de Rodríguez, la posición oficial y difundida a través de sus voceros mediáticos no dista mucho de los contenidos amparados por el consejero madrileño, y convertidos en norma general para encontrar culpables externos y errores humanos ajenos en todos los contratiempos sufridos por los gobiernos populares. Concretamente en el caso que nos ocupa, Teresa Romero no hubiera cometido el error de contagiarse con un virus que llegó a España financiado por un gobierno cuyas propagandísticas ansias humanitarias provocaron la repatriación de misioneros sanitarios españoles contagiados por el virus Ébola en África. Sin entrar a valorar el noble gesto, quizás efectuado para satisfacer a la misma religión a la que afrentaría con la supresión de la gallarda reforma del aborto porque otros españoles en peligro de muerte no son socorridos y otros afectados por el Ébola no son repatriados si no son españoles, constituye un despropósito más dentro de la retahíla de ellos con los que nos gobiernan. Cuando menos, fue un garrafal error humano trasladar a un país que está desmantelando y precarizando la sanidad  pública y a sus profesionales con el fin de desprestigiarla para potenciar su privatización a enfermos contagiados por una enfermedad peligrosa para ser cuidados por unos trabajadores no preparados para ello y sin darles la formación ni los medios adecuados. Otro más de los descomunales errores que cometidos por los gobernantes populares y que intentan ocultar bajo la búsqueda de culpables individualizados a quienes achacan errores humanos para eximirse a si mismos de responsabilidades. 

 

 

En el fondo tal vez tengan razón, al fin y al cabo quienes legislan y gobiernan empobreciendo al pueblo, incumpliendo la ley de dependencia, recortando sanidad y educación así como las prestaciones y ayudas a los parados y más desfavorecidos, mientras permite los desahucios y rescata a las entidades bancarias que los amparan y enriquece a las grandes empresas legislando para fomentar sus beneficios y favorecer condiciones laborales de miseria no pueden cometer errores humanos porque sencillamente son inhumanos, como quienes les amparan y permiten su poder.

jueves, 2 de octubre de 2014

Abortos tardíos

La dimisión de Alberto Ruiz Gallardón como ministro de justicia el pasado día 23 de septiembre puso un inesperado fin a la restrictiva ley del aborto programada por el Partido Popular. El acontecimiento es, sin duda, un éxito momentáneo para la amplia mayoría que considera retrógrados los contenidos barajados en la reforma popular propuesta por el exalcalde de Madrid. Pero mientras las instituciones parlamentarias de este país estén dominadas por las actuales tendencias gubernamentales, entre el neoliberalismo económico y el medievo ideológico, el riesgo de que se intente un nuevo asalto a la ley en vigor es elevado. En cualquier caso, y aunque este proyecto se haya abortado a tiempo y no pueda afectar negativamente a ninguna mujer española, puesto que quien no quiera abortar no está obligada a hacerlo, el ínclito Gallardón y las directrices de Rajoy ya habían hecho el suficiente daño a la justicia española aprobando medidas como la mal llamada Ley de Justicia Universal, que nacida con el fin de que los gobiernos usamericano y chino, y sus adeptos, puedan actuar impunemente, extiende esa impunidad a cualquier delincuente sin un vinculo territorial o legal con España.
Las actuaciones del peor ministro de la materia en la restaurada democracia española ya había logrado con anterioridad que la Justicia española perdiera cualquier atisbo de la igualdad y equidad que la debe caracterizar con la  aprobación de la Ley de Tasas que impone el pago de las mismas para determinados tipos de recursos y situaciones, además de ceder a los intereses comerciales el registro civil, el único que afecta a todos los españoles en algún momento de su vida o muerte. La cesión puede suponer un suculento negocio para los registradores que asumen su gestión una vez ya informatizado por el estado tras invertir más de 120 millones de euros. Entre los favorecidos por la decisión están la nuera del propio Gallardón, con su registro en Villalba, localidad lucense que vio nacer a Manuel Fraga Iribarne, y el presidente Rajoy, con su registro en Santa Pola, localidad alicantina que por su volumen registral se había desdoblado en dos registros pero que el pasado año mediante un decreto volvió a ser uno, el del Mariano Rajoy Brey.
Así pues, el aborto de Alberto Ruiz Gallardón al frente del Ministerio de Justicia ha sido demasiado tardío. Incluso si hubiera abortado antes de la práctica política, a la que lleva dedicado más de 30 años, el ayuntamiento de Madrid tal vez no sería el más endeudado de España y la comunidad madrileña no tendría medio privatizadas la educación y la sanidad. Controvertido y contradictorio, es un acérrimo defensor de la familia, aunque dentro de la familia política popular se encuentre su más encarnizada rival, Esperanza Aguirre. Pero a pesar de todo, y como en las más profundas familias de las mafias italianas, cuatro días después de dimitir como ministro de justicia y de anunciar su retirada de la política, fichó como consejero permanente del Consejo Consultivo de la comunidad de Madrid. El cargo, similar al que ocupan otra decena de momias políticas, básicamente del PP, pero también socialistas de renombre como Joaquín Leguina, reportará al veterano político, y fiscal en excedencia en Málaga desde 1983, cerca de 87.000 euros anuales, más que el presidente del gobierno, por apenas una reunión semanal para tratar nimios temas y adoptar decisiones no vinculantes. La creadora de semejante nido de poltronas doradas en 2008 fue la lideresa Esperanza Aguirre, archienemiga del recién nombrado, lo que deja claro que más allá de la desavenencias en la familia, si es uno de los nuestros no le faltará un buen sillón con sus excelentes prebendas. 
 
A veces cabe pensar si hubiera sido más justo para la humanidad que por ejemplo personajes como Hitler hubieran visto truncada su existencia por alguna complicación inesperada. Ese sería un caso flagrante, pero sin duda hay muchos más casos en que sus protagonistas han hecho tanto mal que merecen formar parte de los abortos que son demasiado tardíos.