Cuando se navega en la más absoluta
oscuridad cualquier atisbo de claridad supone un notable alivio. En este país el
tenebroso panorama comenzó recortando salarios y derechos a los funcionarios y
trabajadores para continuar depauperando y desmontando cuantos servicios
públicos ofertaba el estado a los ciudadanos con el fin de satisfacer sus
necesidades más esenciales, entre ellas sanidad y educación. Paralelamente
nuestro país era rescatado con cerca de 46.000 millones de euros para tapar los
gigantescos agujeros que habían provocado en las cuentas de resultados de
algunas entidades bancarias los excesos, la especulación, la negligencia y las
grandes prebendas de sus gestores. Las entidades destinatarias del rescate
coincidieron con antiguas cajas de ahorro, existentes prácticamente en todas
las provincias españolas y que, democráticamente durante los primeros años de
gobierno de Felipe González, abrieron sus consejos de administración al control
político, social y empresarial, que en muchos casos les llevaron, en mayor o
menor medida, a la ruina. La mitad de la millonada, prestada por Europa y que
pagaremos entre todos con los impuestos que antes se destinaban a financiar el
estado de bienestar que nos están arrebatando, se destinó al agujeró sin fondo
en que se convirtió Caja Madrid y el engendro de Bankia tras la pésima gestión
de los cargos políticos que se sucedieron al frente, entre ellos Miguel Blesa y
Rodrigo Rato. El buque insignia de la depravada degeneración de las cajas de
ahorro españolas, Bankia, también lo fue de los excesos y el amiguismo, y así
esa situación generalizada se fundió con la falsa sensación de progreso y
bonanza que mezclada con la burbuja inmobiliaria provocó una desproporcionada
concesión de créditos y de ruinosas inversiones, con la posterior falta de
liquidez. Fue entonces cuando para dotar de efectivo a sus vacías arcas, y ante
la imposibilidad de salir a bolsa para financiarse, decidió poner a disposición
de sus clientes las famosas “preferentes” y otra deuda subordinada cuya
peculiaridad era que sus propietarios eran los últimos en cobrar en caso de
quiebra. Sólo en Galicia, entre Caixa Galicia y CaixaNova, más de 43.000
personas compraron esos productos que, entre una cosa y otra, en España pueden
afectar a más de medio millón de engañados. Entre las entidades que conformaban
los conglomerados de las actuales Novagalicia, Catalunya Caixa y Bankia
pusieron en el mercado más de 4.500 millones de euros de preferentes, con la
particularidad de que se colocaron entre clientes ahorradores, sin el perfil
inversor adecuado, y en muchos casos fraudulentamente, y en otros a personas incapacitadas e incluso
falsificando sus firmas.
Ahora entidades y afectados pretenden
llegar a acuerdos a través de arbitrajes, y mientras los casos que han llegado
a los tribunales dictan sentencias favorables a los clientes condenando a las
entidades financieras por su miserable comportamiento, los responsables que las
dirigían siguen disfrutando de sus millonarios retiros.
En el paradigmático ejemplo concretado en
la evolución de Caja Madrid a Bankia, Miguel Blesa, el desastroso gestor de la
primera hasta promocionar las preferentes, sigue en la calle, aunque imputado,
como otros tantos. Muchos otros, como Rodrigo Rato, autor de que, agotado el
timo de las preferentes, se pasara al de las acciones al engendrar Bankia y
ampliar su capital en unos 3.000 millones de euros, un 60 por ciento en manos
de particulares, que prácticamente se redujeron a nada más tarde, al conocerse
la fraudulenta realidad de todo el tinglado, siguen disfrutando de sus doradas
ausencias y, en su caso, cobrando jugosas gratificaciones en Telefónica. Todos
ellos han sido culpables de la desastrosa situación económica que pagamos los
ciudadanos a través de precariedad y perdida de derechos, y continúan,
orgullosos, disfrutando ostentosamente de los botines robados y libres de polvo
y paja.
En medio de semejante panorama, los
gobernantes que no hacen nada por evitarlo, y más bien al contrario lo
propician y encubren, han recibido desde hace un par de meses la consigna de
hablar únicamente de lo bien que va la economía, para ocultar la perdida de
derechos sanitarios, educativos, laborales, salariales,… y de libertades de
todo tipo, hasta retornarnos al oscuro medievo.
El 17 de noviembre del pasado año Mariano
Rajoy afirmaba ante las juventudes populares y todo aquel que le quiso escuchar:
“"Ya se ve que hemos tomado el buen camino. Ya se ve la luz al final del
túnel y se ha reducido el paro por primera vez en muchos años", para acto
seguido ratificar que continuaría con sus exitosas reformas, en muchos casos de
lamentables resultados.
Segunda parte
Prácticamente un mes después, el 19 de
diciembre, la subasta que regula el precio de la electricidad decidió que la
“factura de la luz” subiría en enero de 2014, aún en pleno túnel, a pesar de
los optimistas, un 11,5 por ciento. Esas
eran todas las luces que veían los habitantes de este país, y aunque
posteriormente las intervenciones gubernamentales redujeron a poco más del dos
por ciento la subida que experimentaría el recibo de la luz con el comienzo del
año. La realidad eléctrica y de los enchufes que iluminan este país es que, en
lo referente a la factura energética, lo que no ha subido ahora subirá más
tarde, y en cuanto a las empresas a las que les pagamos esos servicios, son de
las más rentables del planeta.
En 2012 Iberdrola y Endesa eran la
segunda y la tercera eléctricas que más ganaban de Europa sólo por detrás de la
francesa EDF que ganó 3.557 millones de
euros frente a los 2.868 y 2.771 millones de sus rivales hispanas. Gas
Natural-Fenosa era la décima con 1.657 millones de beneficios. Todas ellas
habían escalado en el ranking en estos tiempos de crisis en los que el consumo
eléctrico en nuestro país había descendido del orden del cinco por ciento
anual, mientras que el coste de la factura se incrementaba cada año casi el
doble.
Las eléctricas españolas aseguran obtener cerca del setenta por ciento de sus ingresos fuera de nuestras fronteras, pero las facturas que pagamos y sus indescifrables entramados aseguran, hasta blindar, beneficios a muchos caraduras. A saber:
Las eléctricas españolas aseguran obtener cerca del setenta por ciento de sus ingresos fuera de nuestras fronteras, pero las facturas que pagamos y sus indescifrables entramados aseguran, hasta blindar, beneficios a muchos caraduras. A saber:
Una treintena de políticos españoles han
sido o son costosos consejeros de eléctricas españolas o monopolios relacionados,
como Red Eléctrica, entre ellos Aznar, González, Salgado, Boyer, Solbes,… las
conexiones se multiplican y se acercan al centenar si se abre el abanico a
otras empresas energéticas, como las petroleras, o sectores como la
construcción o la telefonía. Así pues una parte de nuestras facturas lucra a
antiguos políticos.
La de la luz lo hace y además financia
otros aspectos, siendo el coste real de la producción energética apenas del 40
por ciento del total, y otro 30 se iría en impuestos. Los detractores de las
energías renovables dicen que la prima sobre este tipo de producción es la que
encarece nuestra factura, aproximándose al veinte por ciento el coste
medioambiental. Esto es así, pero no es el único motivo, ya que la
cogeneración, que conlleva la quema de gas natural, también recibe este tipo de
primas.
En nuestro retrógrada factura, además de
tecnologías renovables, también se subvenciona la producción de carbón
nacional, que da trabajo a mineros, pero también beneficios a sus propietarios
privados. Otros de los beneficiados por más del diez por ciento de nuestros
pagos son las grandes empresas que aún ahora que la sobreproducción energética
desborda la demanda reducida drásticamente por la crisis continúan cobrando por
la llamada interrumpibilidad, que en caso de necesidad para la red volcaría en
esta toda su potencia. Es decir, cobran por nada unos 200 millones de euros al
año. Otros 800 millones de euros priman, especialmente a las centrales de ciclo
combinado capaces de generar a voluntad grandes cantidades de energía en un
breve periodo de tiempo con el fin de abastecer a una presunta demanda de la
red. Más regalos totalmente gratuitos, y más cuando en los últimos años se ha
cuadriplicado su montante, y puesto que la actual capacidad productiva española
supera los 100 gigawatios, doblando a la máxima demanda jamás alcanzada en
España.
Nuestros legisladores no dejan de
repartir dinero y de financiar sus futuras poltronas a costa de nuestras
facturas.
Las renovables primadas produjeron en
2013 el 28 por ciento de la energía consumida en España. Sin duda el potencial
del autoabastecimiento que encierran mermaría los beneficios de las grandes
eléctricas y las poltronas de sus consejos de administración de ahí que
nuestros políticos pretendan penalizar e impedir su proliferación y amparen
fraudes como los que encierra la factura energética.
Cuando a finales del invierno de 2012 el
revelador Jordi Évole entrevistó a Felipe González, el sobrado ex presidente,
matizó que el cargo no le procuró una jubilación, sino que los más de 4.000
euros mensuales que reciben quienes han ocupado la presidencia de este país se
deben a una medida propuesta por él mismo para honrar la figura de quien ostentó
tan elevado privilegio a través de financiarle el pago de personal y oficina a
su servicio. En lo referente a su lucrativo cargo como consejero de Gas Natural-Fenosa, sentenció que lo ejercía
con el mismo sentido de estado que todas sus actuaciones, lo que sin duda se
refleja en la transparente factura de la multinacional. Por cierto,
recientemente ha manifestado que dejará el cargo porque es demasiado aburrido. Haber
si cunde su ejemplo y de una vez por todas, todos cuantos inútiles influyen negativamente
en nuestras vidas se aburren y lo dejan de hacer, y encima de cobrar por ello.
*Un exhaustivo y revelador reportaje sobre la factura de la luz:
*Una interesante iniciativa para defender nuestro derecho a la
energía libre:
http://www.somenergia.coop/es/
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