Con demasiada frecuencia nos imponen una supuesta realidad, y ocultan esos pequeños detalles que marcan la diferencia.

domingo, 8 de agosto de 2021

Por favor

Hace unos días, un youtuber al que sigo, porque coincido con él 

en muchas cosas y en otras me aporta un punto de vista interesante, 

 se quejaba amargamente de como su pareja le había dejado por la 

presión social ejercida sobre ella, por la su opinión y pensamientos 

publicados por él en toda esta plandemia. Bien poco le debe querer,  

pensé, pero luego trascendí a como nos está afectando a todos en cuanto

 a nuestras relaciones está guerra civil mundial provocada en la que en un

 bando están quienes creen en la oficialidad impuesta, y en el otro quiénes

 la ponemos en duda.  Quieras o no, tienes que escoger bando, porque

 quiénes quieren imponer la oficialidad se inventan todo tipo de 

descalificaciones contra sus detractores, o simplemente quiénes cuestionan

 sus medidas,  recomendaciones y afirmaciones sin tener en cuenta los 

razonamientos, pruebas y motivos que esgrimen. Únicamente las ignoran y 

les acusan de negacionistas, conspiranoicos y cualquier adjetivo malsonante

 qué oculte la necesidad de responder a las dudas o cuestiones planteadas,

 englobando a todos en el mismo saco para cuantos más atributos negativos

 acumulen mejor. 

Casi que hasta aquí todo me parecería hasta aceptable. Triste pero aceptable. 

Aceptable porque todo el mundo tiene derecho a tener sus propias opiniones 

y actuar en consecuencia. Triste porque hay un montón de gente inteligente y 

con capacidad de análisis que no genera sus propias opiniones, ni contrasta 

las informaciones oficiales sino que, hipnotizados por el sistema y sus medios 

de difusión y adiestramiento  ideológico y conductual, simplemente las acata, 

sin escuchar ni cuestionar nada más, porque el resto es negacionismo y 

conspiración. Es muy triste tener seres queridos voluntariamente en el otro 

bando de una guerra civil global provocada por el sistema precisamente 

para enfrentarnos y aniquilarnos, pero lo que ya es inaceptable es que traten 

de culpabilizarnos de su continuidad.

La presión política, social y mediática impulsada por el sistema desde todos 

los centros de poder y por todos los medios a su alcance quiere imponer la 

vacunación obligatoria o extenderla al mayor número de gente posible sin 

tener en cuenta ni derechos, ni libertades, ni razonamientos, ni demostraciones,

 ni evidencias,… La idealizada sostenibilidad es su objetivo, y para que el

 planeta sea sostenible según sus criterios se debe exterminar a la mayor 

parte de la población, aunque no te lo  digan directamente y lo escondan

 bajo dulcificaciones y sutilezas, y  la mal llamada vacuna,  que no es más 

que un experimento biológico,  le será de gran ayuda para lograr sus objetivos,

 por eso quieren imponerla a toda costa  y siembran por doquier la presión para

 lograrlo. 

Ya al principio de todo esto se vislumbraba que era un cambio de 

paradigma en busca del enemigo perfecto. El Nuevo Orden Mundial será 

único y globalizado. El poder de las naciones sé diluirá en un poder 

supranacional de la misma manera que las religiones perderán su poder

 ante una única nueva religión, con su nuevo dios y su nuevo demonio, 

con sus nuevos fanáticos y sus nuevos herejes…

Es obvio que todos los gobiernos del mundo,  o casi, sean del color que

 sean, actúan de un modo idéntico frente a la plandemia, y con ello no

 hacen más  que imponer la nueva religión,  cómo lo hacen los medios de 

difusión. 

El nuevo demonio llegó a la tierra disfrazado de coronavirus y se propaga 

cuando quieren a golpe de falsos datos qué controlan y manipulan a su antojo. 

El nuevo dios es su falsa ciencia encarnada en unas supuestas vacunas 

que nos salvarán del infierno de los coronavirus y sus variantes inventadas

 según necesidades. La propagación de esta nueva religión han sido tan 

rápida, bestial y profundamente instalada en las mentes de una  hipnotizada

 humanidad   que sus fanáticos seguidores son legión, y por primera vez en

 la historia han logrado una enfrentamiento total y completamente dual y 

maniqueista de absolutamente todos sus miembros. O conmigo o contra mí, 

 o eres convencido propagador de la salvadora ciencia con sus presuntas

 vacunas,  o te meten al saco del negacionismo conspiranoico, al que acusan 

de todo y acabarán  culpabilizando de todo.

En esta silenciosa y globalizada guerra civil,  quién más quién menos,

 y por variados motivos, ha tenido alguna baja de algún ser querido, 

unas dolorosamente irrecuperables con la muerte de por medio, y otras,

 como el youtuber, dolorosamente perdidas por las discrepancias sobre

 esta nueva religión, en la que se comulga con vacunas, que nos 

quieren imponer.

Me comentaba un amigo que un familiar le acusaba de insolidario

 por no quererse vacunar. Esa es una acusación  generalizada y difundida

 desde todos los estamentos de poder y medios de difusión, como lo es

 la de que los no vacunados ponen en riesgo a los vacunados y todo el 

éxito de exterminación del supuesto virus. 

Cómo herético negacionista condenado por los fanáticos fundamentalistas

 de esta nueva religión impuesta, les ruego a todos sus seguidores o 

conversos, que si aprecian un poquito a sus seres queridos o amigos que 

por cualquier motivo no quieran inocularse este experimento biológico 

mal llamado vacuna, antes de criticarles por ello o empujarles a la

 obligada inoculación tengan por favor en cuenta algunos datos que 

incluso la oficialidad admite porque son evidencias que no puede negar.

Los vacunados no están exentos de contraer la supuesta enfermedad,  

por mucho que en los medios de difusión se hable de inmunización,

inmunizados y términos similares qué invitan a creer que el suero

inyectado es capaz de evitar su contagio. Del mismo modo también pueden 

contagiamos la supuesta enfermedad a los demás.

Lo que si garantiza la vacuna según las estadísticas es que tengas muchas

 más posibilidades de ingresar en una UCI si estás vacunado,  y

lo que es peor aún multiplica tus posibilidades de ingresar 

definitivamente en el cementerio.

A quienes creen en la eficacia de la aplicación de las vacunas, 

y en esta religión impuesta, les pido por favor que antes de aceptar todos

los discursos oficiales sobre la peligrosidad de los no vacunados,  

comprueben y analicen por sí mismo los datos que todos ellos vomitan 

tan arteramente. En el caso de que sigan convencidos de que inyectar a 

todo el mundo una vacuna que no evita el contagio de la enfermedad ni 

su transmisión y que eleva notablemente el número de afectados y 

muertos por la misma es la solución a todos los problemas,   

la mayor aportación solidaria que les podemos hacer es donarles las 

dosis que nos correspondan para que tengan suficientes para ellos 

cuando llegue la encarecida recomendación de recibir la  enésima 

dosis salvadora del infecto  suero  asesino.

¡¡¡Todos somos la quinta columna¡¡¡


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