Con demasiada frecuencia nos imponen una supuesta realidad, y ocultan esos pequeños detalles que marcan la diferencia.

martes, 17 de diciembre de 2013

Primer deseo cumplido


El pasado viernes se hizo público que los promotores del famoso Eurovegas no elegirían Alcorcón como destino de sus negocios, después de que los políticos madrileños lo llevaran vendiendo, junto con los juegos olímpicos que no serán, como salvación para este país. Tras el botellazo que recibió la candidatura olímpica de Madrid en plena jeta, ahora le toca el turno al faraónico proyecto que pretendía construir el mayor palacio de congresos de Europa en la comunidad del oso y el madroño. Alrededor de esa figura se iba a ubicar una gigantesca infraestructura anunciada como complejo turístico y de ocio, y que en la práctica convertía el entretenimiento en, como mínimo, posible ludopatía, pues estaría repleto de máquinas tragaperras, casinos y todo tipo de juegos lucrativos. Lo cierto es que, al olor del posible negocio, se ofrecieron para buscar terrenos propicios alguna administración catalana y empresas como Marina d’Or, aunque con menos ahínco y agasajos que la capital del reino, por lo que definitivamente sólo quedó esta última para optar a repartirse los jugosas beneficios programados. Tras varios meses y muchas  expectativas y exigencias sucesivas se barajó flexibilizar la legislación para adaptarla a las peticiones del magnate, o quizás mangante, norteamericano Sheldon Aldenson, hasta el punto de, por ejemplo, permitir fumar en el recinto. 
Tras dos años de flirteos y noviazgo en los que la novia España agasajó cuanto pudo al novio Aldenson, las exigencias de éste llegaron a tales extremos que fueron hasta inadmisibles hasta para los padres de la patria: exención de impuestos, blindaje de beneficios previstos, e incluso exclusividad en la explotación del negocio. 

Lo cierto es que tras tanta petición también estaba la falta de financiación por parte de unos bancos que no veían tan claro el negocio con el novio Adelson quiso seducir a la doncella España, que si bien ya estaba muy lejos de ser virgen, se vio profundamente mancillada una vez más con el consentimiento activo de sus padres ejecutores y legisladores políticos que, con los impuestos del pueblo, van pagando los agasajos y comilonas de las conversaciones, como sucedió con las Olimpiadas. Por cierto parece que ambas se las llevará Japón, a pesar su crisis, de Fuckusima, y de la visita del insigne Rajoy ofertándoles las condiciones de esclavitud de la mano de obra en nuestro país. 
Cuando hace ya unas semanas se rumoreaba la marcha de Aldenson, un canal de televisión preguntaba a los habitantes de la zona su opinión sobre la posibilidad de que los posibles inversores se fueran a otro sitio con su dinero. La sabiduría popular, encarnada en ama de casa cercana a los sesenta, se expresaba tajante ante las cámaras: “Que se vayan de una vez”,… “y que se lleven a todos estos de aquí también”, añadía en profundo tono desiderativo. 
Su primera parte del deseo está cumplida. A ver cuando llega la segunda.

 

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