Con demasiada frecuencia nos imponen una supuesta realidad, y ocultan esos pequeños detalles que marcan la diferencia.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Más de lo mismo



En marzo de 2010 iniciaba las reflexiones en este blog analizando la degenerada situación a la que han llegado las estructuras básicas del neoliberalismo capitalista democrático en este país, entre ellas la empresarial, la financiera y la política.
Entonces me sorprendía que al frente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), representando a todos los empresarios españoles, se encontrara el madrileño Gerardo Díaz Ferrán a pesar de haber demostrado claramente su nulidad como gestor en empresas como Air Comet. Tardaron hasta el 21 de diciembre del mismo año en sustituirle. Hasta entonces sus compañeros, solidarios ellos, le defendieron a ultranza.
Ahora Díaz Ferrán descansa en prisión acusado de alzamiento de bienes, blanqueo de capital y falsificación de documentos, entre otras lindezas. La gravedad de las acusaciones queda subrayada por las fianzas impuestas por el juez para él y su socio, que ascienden a 30 y 50 millones de euros, ambas record absoluto de las fianzas judiciales en este país hasta ahora. El actual vicepresidente de la CEOE, el también madrileño Arturo Fernández, ya que en la farsa de los equilibrios ahora le corresponde el timón a un piloto que hable catalán, considera que toda esa actividad delictiva de Díaz Ferrán mientras representaba a los empresarios no afecta a la institución, tal vez porque ya está lo suficientemente desprestigiada por los compadreos entre todos los representantes de nuestras instituciones. Sirva como ejemplo que el señor Fernández, empresario restaurador, es el encargado de dar de comer a sus señorías en el Congreso por un módico precio que apenas alcanza los cuatro euros, porque su empresa recibe jugosas subvenciones mientras los escolares tienen que pagar una cantidad similar por poder comer la comida que se llevan de casa.
En el entramado que atañe al expresidente de la CEOE, aparte de sus socios y cómplices en el gigantesco fraude también fue llamado a declarar Miguel Blesa por un préstamo de 26,5 millones de euros que Díaz Ferrán recibió, y aún no ha devuelto, cuando el primero era presidente de Caja Madrid y el segundo consejero de la misma entidad financiera.
Entonces citaba el generoso préstamo recibido por el, entonces, líder de los empresarios, pero para referirme a la crisis financiera me remitía a las jugosas jubilaciones con que el BBVA obsequiaba a sus altos ejecutivos, entre ellos a un recién consejero jubilado  José Ignacio Goirigolzarri que acababa de embolsarse 60 millones de euros por ello. Circunstancias de la vida aquel pobre jubilado ahora se ha reincorporado a la poderosa butaca bancaria que otrora ocupó Blesa, si bien entonces era un lujoso trono en un palacio de suntuosidades y despilfarros y ahora es un lujoso trono en un solar de telarañas y engaños. Entre uno y otro ha pasado un Rato, concretamente Rodrigo, que desde su lujoso trono dilapidó los restos dorados heredados en el fraude de Bankia, timando directamente a miles de incautos bankeros. Con toda seguridad todos estos honrados ciudadanos que fueron timados a través de la adquisición de acciones y deuda preferente estaban menos formados para ello que el bilbaíno educado en Deusto que ahora manda en el engendro al que van dirigidos la mayor parte de los cerca de 40.000 millones de euros, que pagaremos todos, con que Bruselas ha obsequiado a la ruinosa banca española, a cambio de una sangría de empleos y sacrificios a los afectados de base, mientras que los culpables del desastre se escaquean con los bolsillos llenos, como lo hacen los malos empresarios. En realidad ese sector bancario ruinoso coincide con las antiguas cajas de ahorros polítizadas desde que, como tantos políticos, el injustamente glorificado Felipe González abrió los consejos de administración de las mismas a partidos políticos y agrupaciones sindicales con la ley 31/85 de regulación de las normas básicas sobre órganos rectores de las cajas de ahorro. Con la excusa de la democratización de las mismas, lo que se hizo fue colocar al alcance de los políticos las poltronas financieras con los desastrosos resultados actuales. En realidad González fue el colocador de los balones para que después Aznar rematara para acabar de meter el gol a los ciudadanos de a pie. Lo mismo que con las cajas sucedió con la ley orgánica del poder judicial, la Ley de Reforma Universitaria o las regulaciones de los medios de difusión. El resultado es que todos esos ámbitos están polítizados y corrompidos hasta la saciedad en este fraude democrático del bipartidismo político en el que la única diferencia entre ambos es la afiliación de los enchufados de cada uno.
Regresemos al que nos ocupa que es el poder financiero y su compadreo con políticos, empresarios, corrupciones y prebendas. En esta cultura del pelotazo generalizada triunfa el más ladrón, y así en la reminiscencia del oro robado que le hace brillar surge el banquero nombrado a dedo político del que aquí citaremos a Blesa como ejemplo, aunque hay muchísimos más, como Narcís Serra y su Caixa Catalunya o Pedro Hernández Moltó y Caja Castilla La Mancha, hasta completar casi uno por entidad heredada de las antiguas cajas de ahorros, al menos de las poderosas.
El jienense Miguel Blesa coincidió y consolidó su amistad con José María Aznar durante la estancia de ambos como inspectores de hacienda en Logroño. Casi veinte años después, cuando Aznar llegó al poder, en 1996 y con Gallardón como presidente de la Comunidad madrileña desde un año antes, Blesa accedió a la presidencia de Caja Madrid sustituyendo bruscamente a su electo antecesor, cargo en el que se mantuvo hasta 2010, jubilándose después con una jugosa indemnización y despilfarros como el sobrepago de casi tres millones de dólares por una mansión en Miami o prestamos a fondo perdido a colegas de corrupción como Díaz Ferrán.
La culpa de la ruina de este país es de políticos como los que nos gobiernan y legislan nuestras leyes, empresarios como Díaz Ferrán, y banqueros políticos como Blesa. Todos ellos tienen en común sus aires de grandeza y su enriquecimiento ilícito gracias  al saqueo de los más débiles y del patrimonio público. Islandia fue capaz de salir de la crisis exigiendo responsabilidades a los políticos, banqueros y empresarios generadores del gigantesco fraude y haciéndoles pagar por ellas.
El problema de este país, y de todo el reinante orden capitalista mundial, es que nos educan para creer que  alcanzar el éxito y triunfar es llenarse los bolsillos de dinero y riquezas y rodearse de lujos y exclusividad, hasta el enfermizo punto de que casi ni se llega a cuestionar si el origen de esa insultante diferencia económica procede de una merecida genialidad o del sufrimiento de otros seres humanos.  
Las corruptelas del dinero y del máximo beneficio amparadas en banqueros y empresarios sin escrúpulos han anidado en las mediocres clases políticas dominantes que la esparcen, a golpe de legislación, en las demás estructuras de poder, bien sea sindical, judicial, mediático o de cualquier otro tipo, incluido el monárquico, y así nos va.
Entonces, hace casi tres años, las cosas iban mal. Ahora, casi tres años después, van mucho peor, y quienes nos iban a sacar de la mierda han logrado que nos sumerjamos completamente en ella.
Ojalá los jueces se sacudan la presión política y como Eloy Velasco, comiencen a exigir responsabilidades a tanto delincuente enriquecido por negocios ilícitos en este país. De momento se han atrevido con algún empresario, y los políticos y banqueros responsables de esta bacanal de despilfarros e irresponsabilidad con la que justifican el desmantelamiento de nuestro estado de bienestar siguen disfrutando de sus robos y prebendas, algunos con trajes a medida y la mayoría con extraordinarias jubilaciones y cómodas poltronas bien remuneradas.
Hasta aquí nos han conducido los 34 años de una maravillosa constitución y de un proceso de transición que nos vendieron como ejemplar. Sin duda en este tiempo la calidad de vida en este país subió como resultado de dilapidar las riquezas existentes, las mismas cuyo grueso principal disparó los beneficios de las élites dominantes y cuyas migajas repercutieron en una creciente clase media que ahora quieren descender a clase baja, y esta última a clase basura.
La Casta política, la misma hable el idioma que hable, ha colocado las piedras legislativas para llegar a la hecatombe actual. Ya lo dijo el portavoz del gobierno popular Miguel Ángel Rodríguez  cuando la constitución cumplía 18 años, allá por 1996: “si fuera chico podría votar, si fuera chica se vestiría de largo”. Dieciséis años después si la Norma Fundamental de este país fuera chico estaría en el paro, y si fuera chica estaría asqueadas de las vejaciones de una cutre casta política que paso a paso nos ha demostrado que sólo es capaz de aportarnos más de lo mismo hasta dejar sin futuro a las próximas generaciones esclavizándolas a una deuda ilegítima que favorece a las élites mundiales.

3 comentarios:

  1. Hola, tan bueno y explicito como siempre, animo me encanta, pero prepárate que esto no ha echo mas que empezar, nunca volverán aquellos días de antaño en los que creíamos vivir en una falsa democracia...........como añoro el muro de berlin

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    1. No hay prisión que condene tanto como el de las creencias.

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  2. Dales caña que son todos unos hijos de puta.Pero las madres no tienen la culpa.

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