En marzo de 2010 iniciaba las reflexiones en este blog
analizando la degenerada situación a la que han llegado las estructuras básicas
del neoliberalismo capitalista democrático en este país, entre ellas la
empresarial, la financiera y la política.
Entonces me sorprendía que al frente de la Confederación Española
de Organizaciones Empresariales (CEOE), representando a todos los empresarios
españoles, se encontrara el madrileño Gerardo Díaz Ferrán a pesar de haber
demostrado claramente su nulidad como gestor en empresas como Air Comet.
Tardaron hasta el 21 de diciembre del mismo año en sustituirle. Hasta entonces
sus compañeros, solidarios ellos, le defendieron a ultranza.
Ahora Díaz Ferrán descansa en prisión acusado de alzamiento
de bienes, blanqueo de capital y falsificación de documentos, entre otras
lindezas. La gravedad de las acusaciones queda subrayada por las fianzas
impuestas por el juez para él y su socio, que ascienden a 30 y 50 millones de
euros, ambas record absoluto de las fianzas judiciales en este país hasta
ahora. El actual vicepresidente de la CEOE, el también madrileño Arturo
Fernández, ya que en la farsa de los equilibrios ahora le corresponde el timón
a un piloto que hable catalán, considera que toda esa actividad delictiva de
Díaz Ferrán mientras representaba a los empresarios no afecta a la institución,
tal vez porque ya está lo suficientemente desprestigiada por los compadreos
entre todos los representantes de nuestras instituciones. Sirva como ejemplo
que el señor Fernández, empresario restaurador, es el encargado de dar de comer
a sus señorías en el Congreso por un módico precio que apenas alcanza los
cuatro euros, porque su empresa recibe jugosas subvenciones mientras los
escolares tienen que pagar una cantidad similar por poder comer la comida que
se llevan de casa.
En el entramado que atañe al expresidente de la CEOE, aparte
de sus socios y cómplices en el gigantesco fraude también fue llamado a
declarar Miguel Blesa por un préstamo de 26,5 millones de euros que Díaz Ferrán
recibió, y aún no ha devuelto, cuando el primero era presidente de Caja Madrid
y el segundo consejero de la misma entidad financiera.
Entonces citaba el generoso préstamo recibido por el, entonces,
líder de los empresarios, pero para referirme a la crisis financiera me remitía
a las jugosas jubilaciones con que el BBVA obsequiaba a sus altos ejecutivos,
entre ellos a un recién consejero jubilado José Ignacio Goirigolzarri que acababa de
embolsarse 60 millones de euros por ello. Circunstancias de la vida aquel pobre
jubilado ahora se ha reincorporado a la poderosa butaca bancaria que otrora
ocupó Blesa, si bien entonces era un lujoso trono en un palacio de
suntuosidades y despilfarros y ahora es un lujoso trono en un solar de
telarañas y engaños. Entre uno y otro ha pasado un Rato, concretamente Rodrigo,
que desde su lujoso trono dilapidó los restos dorados heredados en el fraude de
Bankia, timando directamente a miles de incautos bankeros. Con toda seguridad todos
estos honrados ciudadanos que fueron timados a través de la adquisición de
acciones y deuda preferente estaban menos formados para ello que el bilbaíno
educado en Deusto que ahora manda en el engendro al que van dirigidos la mayor
parte de los cerca de 40.000 millones de euros, que pagaremos todos, con que
Bruselas ha obsequiado a la ruinosa banca española, a cambio de una sangría de
empleos y sacrificios a los afectados de base, mientras que los culpables del
desastre se escaquean con los bolsillos llenos, como lo hacen los malos
empresarios. En realidad ese sector bancario ruinoso coincide con las antiguas
cajas de ahorros polítizadas desde que, como tantos políticos, el injustamente
glorificado Felipe González abrió los consejos de administración de las mismas
a partidos políticos y agrupaciones sindicales con la ley 31/85 de regulación
de las normas básicas sobre órganos rectores de las cajas de ahorro. Con la
excusa de la democratización de las mismas, lo que se hizo fue colocar al
alcance de los políticos las poltronas financieras con los desastrosos
resultados actuales. En realidad González fue el colocador de los balones para
que después Aznar rematara para acabar de meter el gol a los ciudadanos de a
pie. Lo mismo que con las cajas sucedió con la ley orgánica del poder judicial,
la Ley de Reforma Universitaria o las regulaciones de los medios de difusión.
El resultado es que todos esos ámbitos están polítizados y corrompidos hasta la
saciedad en este fraude democrático del bipartidismo político en el que la única
diferencia entre ambos es la afiliación de los enchufados de cada uno.
Regresemos al que nos ocupa que es el poder financiero y su
compadreo con políticos, empresarios, corrupciones y prebendas. En esta cultura
del pelotazo generalizada triunfa el más ladrón, y así en la reminiscencia del
oro robado que le hace brillar surge el banquero nombrado a dedo político del
que aquí citaremos a Blesa como ejemplo, aunque hay muchísimos más, como Narcís
Serra y su Caixa Catalunya o Pedro Hernández Moltó y Caja Castilla La Mancha,
hasta completar casi uno por entidad heredada de las antiguas cajas de ahorros,
al menos de las poderosas.
El jienense Miguel Blesa coincidió y consolidó su amistad
con José María Aznar durante la estancia de ambos como inspectores de hacienda
en Logroño. Casi veinte años después, cuando Aznar llegó al poder, en 1996 y
con Gallardón como presidente de la Comunidad madrileña desde un año antes,
Blesa accedió a la presidencia de Caja Madrid sustituyendo bruscamente a su
electo antecesor, cargo en el que se mantuvo hasta 2010, jubilándose después
con una jugosa indemnización y despilfarros como el sobrepago de casi tres
millones de dólares por una mansión en Miami o prestamos a fondo perdido a
colegas de corrupción como Díaz Ferrán.
La culpa de la ruina de este país es de políticos como los
que nos gobiernan y legislan nuestras leyes, empresarios como Díaz Ferrán, y
banqueros políticos como Blesa. Todos ellos tienen en común sus aires de
grandeza y su enriquecimiento ilícito gracias
al saqueo de los más débiles y del patrimonio público. Islandia fue
capaz de salir de la crisis exigiendo responsabilidades a los políticos,
banqueros y empresarios generadores del gigantesco fraude y haciéndoles pagar
por ellas.
El problema de este país, y de todo el reinante orden capitalista
mundial, es que nos educan para creer que alcanzar el éxito y triunfar es llenarse los
bolsillos de dinero y riquezas y rodearse de lujos y exclusividad, hasta el enfermizo
punto de que casi ni se llega a cuestionar si el origen de esa insultante
diferencia económica procede de una merecida genialidad o del sufrimiento de
otros seres humanos.
Las corruptelas del dinero y del máximo beneficio amparadas
en banqueros y empresarios sin escrúpulos han anidado en las mediocres clases
políticas dominantes que la esparcen, a golpe de legislación, en las demás
estructuras de poder, bien sea sindical, judicial, mediático o de cualquier
otro tipo, incluido el monárquico, y así nos va.
Entonces, hace casi tres años, las cosas iban mal. Ahora,
casi tres años después, van mucho peor, y quienes nos iban a sacar de la mierda
han logrado que nos sumerjamos completamente en ella.
Ojalá los jueces se sacudan la presión política y como Eloy
Velasco, comiencen a exigir responsabilidades a tanto delincuente enriquecido
por negocios ilícitos en este país. De momento se han atrevido con algún
empresario, y los políticos y banqueros responsables de esta bacanal de
despilfarros e irresponsabilidad con la que justifican el desmantelamiento de
nuestro estado de bienestar siguen disfrutando de sus robos y prebendas,
algunos con trajes a medida y la mayoría con extraordinarias jubilaciones y cómodas
poltronas bien remuneradas.
Hasta aquí nos han conducido los 34 años de una maravillosa constitución
y de un proceso de transición que nos vendieron como ejemplar. Sin duda en este
tiempo la calidad de vida en este país subió como resultado de dilapidar las
riquezas existentes, las mismas cuyo grueso principal disparó los beneficios de
las élites dominantes y cuyas migajas repercutieron en una creciente clase
media que ahora quieren descender a clase baja, y esta última a clase basura.
La Casta política, la misma hable el idioma que hable, ha colocado las piedras legislativas para
llegar a la hecatombe actual. Ya lo dijo el portavoz del gobierno popular
Miguel Ángel Rodríguez cuando la
constitución cumplía 18 años, allá por 1996: “si fuera chico podría votar, si
fuera chica se vestiría de largo”. Dieciséis años después si la Norma
Fundamental de este país fuera chico estaría en el paro, y si fuera chica estaría
asqueadas de las vejaciones de una cutre casta política que paso a paso nos ha demostrado que sólo es capaz de aportarnos más de lo mismo hasta dejar sin futuro a las próximas generaciones esclavizándolas a una deuda ilegítima que favorece a las élites mundiales.
Hola, tan bueno y explicito como siempre, animo me encanta, pero prepárate que esto no ha echo mas que empezar, nunca volverán aquellos días de antaño en los que creíamos vivir en una falsa democracia...........como añoro el muro de berlin
ResponderEliminarNo hay prisión que condene tanto como el de las creencias.
EliminarDales caña que son todos unos hijos de puta.Pero las madres no tienen la culpa.
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