Con demasiada frecuencia nos imponen una supuesta realidad, y ocultan esos pequeños detalles que marcan la diferencia.

miércoles, 25 de julio de 2012

De AVES e incendios



Cuando escucho a nuestros políticos pedir sacrificios tan importantes como el del propio Estado de Bienestar mientras arrasan derechos, ayudas, sanidad, educación, investigación… destrozando el futuro del pueblo al fin y al cabo, a la vez que destinan fondos casi ilimitados a entidades financieras que han realizado desastrosas inversiones y agasajado con millonarias aportaciones a sus dirigentes y asesores; cuando escucho a nuestros políticos afirmar que no queda dinero para pagar las nóminas de los funcionarios porque no se recaudan los suficientes impuestos después de suprimir impuestos del patrimonio y de sucesiones, y de permitir al millonario fraude fiscal de este país, cercano a los 90.000 millones de euros anuales, más de un 70 por ciento de los cuales corresponde a grandes empresas y grandes patrimonios, redimirse pagando un diez por ciento en lugar de perseguirlo; cuando escucho a nuestros políticos mentir abiertamente sobre todas sus promesas y afirmaciones, pero perjurando que la única solución para la crisis es exprimir aún más a los más débiles para enriquecer más a quienes más tienen, lo único que se puede sentir es un repugnante asco.
 Muchos de esos miserables que deciden sobre las leyes y normas que rigen nuestros destinos desconocen el precio de un café o el nombre de un abono para el metro porque ellos viajan en coche oficial hasta para ir a la peluquería, o en primera clase si los trayectos son demasiado largos. No se puede legislar para un pueblo del que se desconoce su modo de vida y preocupaciones, en definitiva, su realidad; y la mayor parte de los que cobran por ser nuestros representantes políticos viven en un mundo de lujo, riqueza y despilfarro, construido gracias a elevados salarios, bajos impuestos, dietas, prebendas, acumulación de cargos,…y cualquier otra fuente de ingresos que su escasa ética les permita; todo ello convenientemente protegido en sus mansiones de altos muros donde se aíslan del pueblo al que dicen representar. Como en las épocas feudales y de vasallaje, se encierran en sus castillos, como los grandes capitales a los que sirven, mientras condenan a sus electores a empleos precarios y jornadas más largas, además de pauperizar sanidad, educación y otros derechos esenciales, todos ellos atesorados históricamente a base de lucha y penurias. Utilizan nuestros impuestos para pagar sus sueldos y prebendas e invertir el resto en aquello que más les interesa a quienes manejan los hilos de las marionetas políticas. 
Esta es la maravillosa Europa que nos vendieron todos esos vividores sin escrúpulos y cuya dirigida evolución ya analizaremos en otro momento con más profundidad. Pregúntaselo a los griegos. Los portugueses e irlandeses también saben algo de ello, como lo sabemos en España y en Italia. También lo conocen seis millones de alemanes con salarios de 400 euros y cerca de 100 de los 500 millones de europeos que viven con menos de dos dólares al día, aunque la UE sólo admita oficialmente 80 millones de pobres, y que corren el riesgo de incrementarse notablemente con las políticas de recortes sociales y de salarios que están realizando. Eso es Europa digan lo que digan y dijeran lo que dijeran en su momento. Y mientras nuestros políticos miran y cumplen los deseos de Europa, ha sido precisamente en una de las principales zonas que comunican la geografía española con la idolatrada Unión Europea, con preciosos y privilegiados paisajes y parajes, donde han quedado más patentes las injusticias y desigualdades de las políticas con las que nos dirigen. 
La “Tramuntana”, el poderoso viento del norte que normalmente confiere al Alt Empordà la límpida transparencia, ausente de partículas e impurezas, con la que realza sus vivos y nítidos colores dominantes, verde de su paisaje y azul de su cielo y su reflejo en las aguas mediterráneas de la Costa Brava, esta vez fue el multiplicador que provocó que las llamas iniciadas por sendas negligencia tornaran grises de desolación cerca de catorce hectáreas del abrupto y excepcional territorio, además de provocar heridas de cierta gravedad a una docena de personas y de segar cuatro vidas humanas. No es la primera vez que sucede, más bien es algo cíclico que se repite cada cuatro o cinco años en diferentes lugares e intensidades sin que al parecer las diferentes administraciones hagan demasiado por evitarlo a pesar de las continuas peticiones para que se limpien los bosques y se realicen acciones preventivas contra los incendios. Esta actitud continuada de los sucesivas gobiernos de diferentes colores no tiene ninguna lógica ya que la comarca es un selecto destino del turismo nacional, y especialmente internacional, que genera importantes ingresos a las arcas de las distintas administraciones. Uno de los fuegos iniciados el pasado domingo provocó que se paralizara el AVE, icono del inexistente progreso y liderazgo español, entre Figueres y Perpignan, precisamente el único tramo que funciona de una infraestructura que debía unir Barcelona con la frontera francesa y en el que se han gastado más de 10.000 millones de euros. 
 Entre las próximas medidas del gobierno del PP están la privatización de las pocas propiedades rentables del Estado que le quedan: Renfe, Aena, Loterías y Apuestas del Estado, Paradores,… además de los restos de REE y demás privatizaciones anteriores en cartera, por lo que esperan recaudar entre 20.000 y 30.000 millones de euros. Será la liquidación definitiva de los restos de existencias y saldos, cuyos ingresos probablemente se vayan dilapidando en dispendios, AVES y demás amiguismos. Con seguridad la mayoría de los cerca de 20.000 afectados directos por estos incendios jamás viajarán en ese AVE de imposible amortización* y sin duda preferirían que se destinase una pequeña parte de lo que los políticos despilfarran en obras faraónicas e inútiles suntuosidades varias en tratar de proteger el privilegiado medio natural que acoge unas vidas humanas ahora desgarradas por un fuego cuyas heridas tardarán en cicatrizar tanto como en tornarse verde el gris de las cenizas que les rodean. Tras eso, cabe suponer que todos los afectados preferirían que en lugar de rescatar bancos y financiar amiguismos los políticos dejen de destrozar el estado de bienestar, de recortar derechos y servicios públicos y de adoptar las medidas que permiten la precarización laboral, provocándola ellos mismos incrementando impuestos, recortando los sueldos a los funcionarios y maltratándoles en jornadas y derechos. Muchos de los cerca de 2000 bomberos, militares, policías y agentes de todo tipo, además de voluntarios, que han logrado extinguir las llamas y la angustia de los afectados por los incendios no cobrarán paga extra estas navidades. Además tendrán que trabajar más horas, cobrarán menos y tendrán menos días libres. A pesar de todo han cumplido con el trabajo encomendado con entrega, eficacia y eficiencia, como siempre. A ver cuando nuestros representantes políticos hacen su trabajo de servir al pueblo para el que gobiernan y no sus propios intereses y los de el poder económico que les dirige. 
 El primer recorte que deberían haber hecho es el de minimizar la ingente estructura de instituciones políticas plagadas de inútiles poltronas políticas que se aproximan al medio millón y que convierte a este país en el más nutrido de Europa, y con diferencia, en esta peligrosa casta de parásitos; pero tendrá que ser quien sea, tras la intervención que tanto temen nombrar, pero que llegará en breve, quien acabe con esta lacra. Al tiempo. Una turista holandesa, evacuada de unos de los camping de la agreste y pintoresca próxima a Sant Llorenç de la Muga, en plenas estribaciones de los pirineos y ya cercana a la Alta Garrotxa, contaba en las imágenes de televisión que aunque la zona del camping estuviera intacta ella daba por finalizadas sus vacaciones y regresaría a Holanda, porque conocía la comarca y sabía que para llegar hasta el coqueto pueblo y sus alrededores sólo hay una única carretera y quería ahorrarse el sufrimiento de tener que cruzar cada día por los parajes arrasados. Los altempurdanesos y altempurdanesas, , que tengan que atravesar esos paisajes arrasados no sólo no podrán evitar el dolor y la tristeza que te minan el alma, de ver asolado su entorno natural, y en muchos casos su medio de vida, si no que también tendrán que soportar a esos políticos que permiten que suceda. Ahora dicen que perseguirán a los culpables. Puede haberlos, como hay negligencias, errores, voluntariedades o accidentes. Pero lo que si es seguro que hay, aunque ninguna administración con competencia suficiente haga nada al respecto, son maravillosos paisajes, exuberantes bosques y vegetación, y una mágica Tramuntana que reaviva y enciende los colores, dicen que también a sus gentes, pero también las llamas. 
Señores políticos dejen de velar por ocultos intereses y promover enfermizas infraestructuras tan inútiles como faraónicas y protejan el verdadero valor de nuestro patrimonio y nuestra gente. Probablemente los escasos pasajeros del AVE de 10.000 millones, en el que apenas irá algún altempordanes-a, y un porcentaje muy pequeño de españoles, apenas exclamarán sorprendidos al ver el arrasado terreno, ya que, como nuestros políticos, viajan a otra velocidad y en otra categoría, pero quienes vivimos entre las cenizas sabemos que del mismo modo que es infinitamente mejor y más barato prevenir los incendios que después apagarlos, también lo es cuidar y pagar más a quienes hacen bien su trabajo, como todos aquellos que se han entregado en las labores de extinción de los incendios, y expulsar a aquellos que lo hacen mal aprobando y financiando ruinosas inversiones. A pesar de que la mayor parte de nuestros políticos parecen empeñarse en hacer desaparecer cualquier indicio de efectividad en los servicios públicos con su maltrato presupuestario a todos ellos, podemos agradecer a nuestros funcionarios y trabajadores en general la entrega en sus puestos de trabajo y funciones. Muchas gracias ahora a todos los que han impedido con su esfuerzo que la tragedia del Alt Empordà haya arrasado más vida. 
 * La media de usuarios por kilómetro del tren de alta velocidad español es de apenas 3 mientras que el francés supera los 40, y por otra parte el mantenimiento anual de la infraestructura supera con creces los 20.000 euros por kilómetro, y España, entre tramos en funcionamiento y en construcción tiene cerca de 4.000 kilómetros, el segundo país del mundo con más kilómetros de AVE, por detrás de China. Sin duda las infraestructuras del AVE, como las de las otras faraónicas obras de aeropuertos o gigantescos y carísimos “contenedores culturales” como la Ciudad de la Artes y las Ciencias, y sus descomunales desvíos presupuestarios son un lucrativo negocio para empresas constructoras y comisionistas en general.

4 comentarios:

  1. Asi que como no se va a ir todo a la mierda,pero para los de siempre.Muy bueno el articulo hay que seguir dando caña chaval.

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  2. por qué no usamos una fuente más misericorde con los putos viejos gruñones que ya estamos medio cegatos?
    la tramontana, para los que adolecíamos de inestabilidad mental(y que la hemos mantenido e incluso engordado con su buen cebo) en vez de despejar enturbiaba el entendimiento.

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  3. acerca de los descoñocimientos sobre precios de caféses y afines: cuando a zapatero le preguntaron por el precio de un café y respondió que oitenta céntimos, todos rieron a coro zarzuelero la aparente cagada de flatulenta diarrea y todo el grafiti que acarrea.
    el mister bean del psoe había dicho la verdad, monda y lironda: esto lo sabemos años después, porque ese es el precio subvencionado de un café en el congreso de los diputados...suvención que afecta a los menuses de tres-cincuenta o a las copas de espirituosas bebidas de a cuatro eiros.
    "desconocen el precio de un café"... yo también desconozco el precio de unos calzoncillos calvin klein, porque uso doble y gabana de la boutique calé...

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  4. la política sin prebendas deja de ser seductora

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