Con demasiada frecuencia nos imponen una supuesta realidad, y ocultan esos pequeños detalles que marcan la diferencia.

martes, 1 de marzo de 2011

Pegatinas salvadoras

El aumento del precio del petróleo debido a la convulsa situación política en algunos de los países productores ha provocado que, una vez más, el iluminado gobierno español vele por los intereses de sus derrochadores administrados. Ya que los inconscientes españoles no son capaces de ahorrar, ni aún cuando estás sumidos en una profunda crisis, ellos han decidido obligarles a hacerlo. La actuación estelar para lograrlo será reducir, a partir del 7 de marzo, de 120 a 110 la velocidad máxima en autovías y autopistas.
En principio, para justificar su decisión, afirmaban que la medida reduciría en un 15 por ciento el consumo de gasolina y un 11 por ciento el de gasóleo. Como siempre, cálculos muy optimistas de nuestros gobernantes, ya que posteriormente, y depende de quien lo defendiera, estimaban el porcentaje de ahorro entre el 3 y el 12 por ciento.
Lo cierto es que la medida es un palo de ciego más de los muchos con que nos sorprende este perdido gobierno ante su inoperancia para paliar la denominada crisis.




El 25 de febrero, cuando se anunció la medida, el precio del barril de petróleo cotizaba a 112 dólares, y el euro a 1,36 dólares; es decir, el barril de petróleo nos costaba a menos de 83 euros. En julio de 2008 el petróleo alcanzó su precio máximo de 147 dólares el barril. Entonces, cada euro se cotizaba a 1,60 dólares, lo que arrojaba un precio real cercano a los 92 euros por barril.
Aquel precio record del crudo era un 11 por ciento superior al de ahora, y sin embargo ahora las gasolinas y gasóleos son más caros. La explicación no está en que, por ejemplo, Repsol, la mayor petrolera española haya incrementado sus beneficios un 55 por ciento en 2010, sino en que, desde entonces, nuestro amado gobierno ha incrementado la presión fiscal sobre los carburantes en cifras cercanas a ese 11 por ciento. Es verdad que en España, a pesar de que más de la mitad de lo que se paga por ellos son impuestos, los combustibles están menos gravados que en la media de la Unión Europea.
Tal vez tendrían que subirlos aún más para incentivar el ahorro, pero que lo hagan abiertamente y dejen de tratarnos como gilipollas con sus estupideces. La medida que han aprobado costará “sólo” 250.000 euros dicen, a lo que, supongo, tendrán que añadir las horas extras de los operarios encargados de colocar las pegatinas salvadoras en las 6.000 señales de tráfico de la red estatal afectadas por la medida. Cada Comunidad Autónoma tendrá que hacer lo propio en sus autopistas y autovías, así que presumiblemente el coste no será tan escaso como predican.
Lo que puede que aún sea menor que sus previsiones es el ahorro que pronostican. Alrededor del 44 por ciento del petróleo consumido en España se destina a combustibles de automoción, lo que significa que el 56 por ciento restante no se vera afectado por la medida, como tampoco lo harán los vehículos pesados y autobuses, ya que tienen límites de velocidad inferiores. Así pues, la medida del incalculable ahorro, con la que dicen pretender ahorrar un 15 por ciento en el consumo de combustibles, aunque ahora ya lo reducen a un 3 por ciento más realista, afecta únicamente a los automóviles turismos que circulen por autopistas y autovías.
En realidad, y para ser más exactos, por mucho que nos quiera vender este titubeante gobierno los únicos que ahorrarán un escaso 3 por ciento de combustible serán los automovilistas usuarios de autopistas y autovías, y únicamente cuando las utilicen, porque en los atascos y en ciudad, el consumo de sus coches seguirá siendo tan elevado como siempre. La miseria que ahorrará la medida no dará ni para cubrir el coste de las pegatinas, aunque lo recuperarán fácilmente con la previsible lluvia de multas que puede provocar esa reducción en la velocidad.
Consciente de la metedura de pata, Zapatero vuelve ahora a proclamar el papel salvador del Estado con respecto a nuestra salud, como hizo con el tabaco, y dice que la medida ahorrará vidas humanas y evitará contaminación. Es muy probable, pero si la medida es tan positiva, que se dejen de parches-pegatina, como con todo lo que hacen, y que la pongan definitivamente; pero, por favor, que no cuiden más de nuestra salud. Aviso para navegantes: un estudio de la Universidad de Ohio afirma que el sexo oral provoca más cáncer de boca y garganta que el tabaco. A lo mejor, ya que la medida de la velocidad es provisional, y dada la austeridad con la que tratan a los ciudadanos, pueden reutilizar las salvadoras pegatinas para prevenirnos del sexo oral tapándonos con ellas la boca, y de paso acallar nuestras voces.

1 comentario:

  1. Mi puesto de trabajo está a 90 km. me queda un poco lejos de la autonomia de la bici electrica. me tendré que jorobar y hacerles el caldo gordo.

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