Con demasiada frecuencia nos imponen una supuesta realidad, y ocultan esos pequeños detalles que marcan la diferencia.

viernes, 4 de febrero de 2011

Transparencia opaca

El reciente aluvión de críticas a los privilegios de los políticos ha provocado la tardía reacción de este colectivo. El detonante del malestar social fue la peculiar legislación que les permite acceder a las pensiones máximas en condiciones muy ventajosas. Entonces, el grueso de la clase política, que había aprobado unánimemente sus privilegios jubilares entre otros muchos, quitó importancia al asunto alegando que muy pocos se habían beneficiando de la medida y, acusando de demagogos a quienes denunciaban esa situación. Las Mesas del Congreso y el Senado zanjaron el asunto el pasado 21 de diciembre rechazando la propuesta de la diputada Rosa Díez de revisar las condiciones de los parlamentarios para acceder a la jubilación, y de igualarlas a la del resto de los ciudadanos.
Pero exactamente un mes después, el 21 de enero, el líder del PP, Mariano Rajoy, anunció ante los enardecidos miembros de su partido, que ya se frotan las manos ante el reparto del pastel que supondrá su próxima llegada al poder, que propondría una revisión de las pensiones de los parlamentarios, precisamente lo que su grupo había rechazado 31 días antes.
La demagogia se había diluido, o bien se había abierto la veda para que todo el mundo político se abrazara a ella, porque a partir de ese momento los miembros de esta casta cambiaran su actitud. En la cumbre de este cambio se situó José Bono, presidente del Congreso.
Hace apenas un año, Bono, en respuesta a la críticas sobre los privilegios de las pensiones de los parlamentarios, envió personalmente a los diputados una carta en la que defendía la inexistencia de esos privilegios. Entre otras cosas decía que el presupuesto del Congreso era sólo cuatro millones de euros mayor que el fichaje de Ronaldo. Ahora el presidente del Congreso no sólo se suma a la propuesta de Rajoy de revisar las pensiones de los parlamentarios, cuando su grupo socialista también lo rechazó el 21 de diciembre, sino que aumenta la apuesta y, además de las pensiones, pide revisar el sistema de incompatibilidades de sus señorías, así como que hagan público sus ingresos y patrimonio.
Se suma así a la transparencia que, al parecer, piden últimamente los políticos y la lleva a su máxima expresión, incluso aludiendo en su discurso a la necesidad de que los políticos tengan “bolsillos de cristal”, como decía Enrique Tierno Galván.
En este transparente ataque, Bono, junto al presidente del Senado, el también socialista Javier Rojo, remitió una nueva carta, el pasado 25 de enero, a los diferentes grupos de ambas cámaras, para que en quince días realizaran propuestas al respecto.
En principio parece que el PSOE, el PNV, Esquerra Republicana (ERC), IU, ICV, Coalición Canaria (CC), el Bloque Nacionalista Galego (BNG) y Unión, Progreso y Democracia (UPyD) están a favor de de hacer públicos los ingresos y el patrimonio de los parlamentarios, y algunos han pedido su dedicación exclusiva al escaño. El PP aún no se ha sumado al carro de la transparencia. Aún hay tiempo.
En breve sabremos, si no se pierde entre las tinieblas de los medios de difusión, el resultado de tan loable iniciativa hacia la transparencia política. Confiemos en que no suceda como otras veces en que todo se torna tan opaco que las propuestas son rechazadas por las propias cámaras.
También es una transparente opacidad convertir los patrimonios en miserias como la que declaró Francisco Camps, o las estrategias denunciadas por los periodistas gráficos para dificultar su trabajo con remodelaciones físicas en el congreso que les impedirán “robar” fotos de sus señorías en situaciones comprometidas. De hecho cada vez está más limitado el acceso a las cámaras y es el propio Congreso el que facilita las imágenes y la información, del mismo modo que muchos políticos responden a las cuestiones por peteneras, e incluso no aceptan preguntas en sus ruedas de prensa.
Con todo puede que lo que tengamos sean políticos con los bolsillos de un cristal opaco y la cara de cemento.

1 comentario:

  1. ¡Pero que morro tienen!Es vergonzoso..............puf que mala leche se me pone.

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