Con demasiada frecuencia nos imponen una supuesta realidad, y ocultan esos pequeños detalles que marcan la diferencia.

miércoles, 31 de diciembre de 2014

Vientos y tempestades

   Según la teoría del caos el universo es un sistema físico, dinámico, con componentes relacionados entre sí, con una evolución en el tiempo y que sigue un modelo matemático casual. Dentro de las condiciones consideradas como iniciales de ese sistema, un leve cambio puede provocar considerables variaciones en otro punto espacio temporal del mismo sistema hasta el extremo de hacerlo irreconocible. Esto se conoce como efecto mariposa y se expresa en frase como “el aleteo de unas alas de mariposa puede provocar un tsunami al otro lado del mundo”.
Por otro lado el sabio refranero español, reforzando la enseñanza bíblica de que se recoge lo que se siembra,  advierte categórico quien siembra vientos recoge tempestades. Combinando las previsiones de ambas máximas podemos concluir que nuestras acciones pueden tener resultados más transcendentes, y catastróficos, de lo imaginable. Esa transcendencia se multiplica cuanto a más seres humanos afecta, de ahí que las decisiones políticas, las que regulan las normas y comportamientos de grandes grupos sociales sean las que más graves tsunamis pueden generar.  
En este sentido los fanatismos ideológicos son el caldo de cultivo de las peores aberraciones, y el gobierno de Rajoy ha escarbado en las más retrógradas ideologías totalitarias para remodelar la educación, introducir tasas judiciales desigualitarias y aprobar leyes mordaza, mientras que se abraza a las reincidentes tendencias neoliberales para desmantelar el estado con el fin de privatizar la mayoría de sus servicios y actuaciones en beneficio de la especulación privada y en perjuicio de los propios servicios, y de los ciudadanos y el bien común. Sus fanáticas actuaciones, ideológicas y económicas, han provocado tal tsunami social que la pobreza se ha instalado en un tercio de la sociedad española y ha arrasado con las esperanzas de una población con más de cinco millones de parados mientras el grueso de los gastos se dedica a financiar la deuda que sirve para rescatar ruinosas entidades bancarias y otros turbios negocios y tramas que salpican a las élites políticas de este país.
Con los vientos que están sembrando, quien sabe que tempestades recogerán, pero Rajoy y sus adláteres no deben olvidar que los abusos extremistas y fanáticos generan reacciones tan radicales como las que las originan. Tal vez deban recordar que por ejemplo ETA, cuyos muertos desentierran a conveniencia y cuyo terrorismo ha reportado jugosos beneficios a través de empresas de seguridad a algunos de los que lo critican, mientras mantienen ocultas y enterradas en las cunetas muchas de las víctimas del franquismo, surgió precisamente como reacción de una facción del independentismo vasco a la dictadura de Franco. El régimen del ferrolano sembró vientos que gestaron la tempestad etarra. Ahora el pontevedrés Rajoy aletea sus alas de tal modo que quizás el choque contra la sede de su partido, o los villancicos que le dedican se queden en una mera anécdota, y el tsunami tempestad creado arrastre a todos los corruptos politicuchos que nos gobiernan. Feliz navidad y renovador 2015.




lunes, 15 de diciembre de 2014

Sueños imposibles

    Hace ya algo más de 50 años desde que Martin Luther King pronunciara su célebre discurso, Yo tengo un sueño (I have a dream)  ante la ilusionada multitud de más de 200.000 personas que se reunieron el 23 de agosto de 1963 en Washington para reivindicar mayores derechos para las personas de color, pues cerca de 100 años después de la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos muchos de sus ciudadanos de color continuaban sin tener el derecho a voto ni otros esenciales que les discriminaban claramente con respecto a los blancos. El sueño de King era la convivencia en paz e igualdad de todos los seres humanos y sin diferencias raciales, y su liderazgo al respecto le procuró el premio Nobel de la Paz en 1964 y morir asesinado el 4 de abril de 1968, a los 39 años. Parte de sus logros habían sido la ley de derechos civiles de 1964 y la ley del voto de 1965 aprobadas por el Congreso norteamericano para evitar la segregación racial, pero aún cincuenta años después de aquellas nuevas legislaciones igualitarias los rebautizados como afroamericanos aún deben manifestarse por diversas ciudades del país protestando por la impunidad con la que policías blancos maltratan a sospechosos negros, e incluso acaban con sus vidas.  Ciertamente aún le quedan muchos flecos que cumplir para que el sueño sea una realidad firme, pero es innegable que la igualdad entre negros y blancos ha aumentado en los Estados Unidos.

   Realmente la igualdad entre todos los seres humanos, más allá de su sexo, raza o creencias, es el sueño más maravilloso que nos pudiera suceder, porque así todos tendríamos los mismos derechos, obligaciones y oportunidades a lo largo de la vida, e incluso después de muertos, evitándose así que mientras unos cadáveres yacen anónimos en las cunetas otros descansen adecuadamente, como deberían hacer todos. Los motivos que pueden llevar a la segregación de cualquier tipo son variados: económicos, ideológicos, raciales,… pero quienes se oponen a una legislación para la memoria histórica que resarza a los vencidos por el régimen franquista de vejaciones o tratos injustos como el de permanecer enterrados en fosas comunes, ocultas y sin identificar el único motivo que pueden tener es el de mantener oculta una vergonzosa realidad. Ese mismo motivo de ocultar las propias vergüenzas subyace tras la permisiva actitud de los partidos con la corrupción de sus líderes, y aunque publiciten transparencia, se refugian en opacidad, leyes mordaza y politización y desmantelamiento de la justicia.
   Tal y como está el percal, sueño que algún día cercano haya justicia para una desigual memoria histórica y para que todos los corruptos y especuladores de este país paguen por sus delitos.   Quizás sea un sueño tan imposible como la paz o la igualdad humana, o en el fondo sean lo mismo, pero es todavía un sueño más imposible el de quienes defienden a capa y espada la honestidad del presidente del gobierno. Pretender que en el organigrama de corrupción que salpica al PP y sus cúpulas desde su reorganización y ascenso al poder en 1996 sus dos máximos responsables, Aznar y Rajoy, sean de los pocos libres de toda culpa es imposible. O son culpables de corrupción y están en el ajo, o lo son de negligencia por no enterarse de nada. Sea como fuere, hay motivos suficientes, políticos y legales, para que el presidente Rajoy presente su dimisión y convoque elecciones antes de que su corrupta mayoría absoluta, que ha tardado tres años en llegar a un pacto, y el podrido sistema sigan haciendo daño a este país. Sería el primer paso del sueño hacia su realización.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Conexiones galaico catalanas



Explicaba el genial Pepe Rubianes en su autobiográfico monólogo “Rubianes solamente” que él era un actor galaico catalán, ya que “nací en Galicia, aunque casi nunca he vivido allí, y catalán porque he vivido siempre en Cataluña, aunque nunca nací aquí”. Aquella fue una fructífera fusión entre las culturas más occidental y más oriental de este país llamado España cuyo resultado cristalizó en un humor inteligente, tan peculiar y personal que creó escuela entre humoristas y monologuistas.

Actualmente el único asomo de risa entre las conexiones del galaico presidente del gobierno pepero español y el catalán presidente de la generalitat convergente de Catalunya es el de reírse por no llorar y la única coincidencia entre ambos partidos gobernantes es la corrupción que les salpica hasta el tuétano. Por lo demás el gallego se empeña en la unidad nacional, que sustenta sus intereses y los de sus amigos, mientras que el catalán busca mantener “els seus i els del seus amics” en su pequeña parcela de poder, aún a costa de reivindicar una independencia que jamás defendieron, pues simplemente eran los amigos que hablaban catalán del régimen españolista correspondiente, bien fuera franquista, restaurador o absolutista.

El perdedor de la falta de conexión y diálogo es el pueblo catalán, ninguneado por el gobierno del galego Rajoy, delfín de Aznar, heredero de Fraga, franquista reconocido, en sus reivindicaciones culturales diferentes, y manipulado por el delfín del ex molt honorable català Jordi Pujol, socio en el pasado de Aznar y sus secuaces, y encarcelado por el régimen del caudillo ferrolano, como para rubricar el enfrentamiento catalán con el gobierno central presente desde que en 1700 se coronara rey el Borbón Felipe V, frente al candidato de los Austrias defendido desde Cataluña. Así pues las malas conexiones entre los países catalanes y el estado español proviene de lejos, pero centrémonos en las actuales relaciones galaico catalanas. Desde el gobierno del galaico Rajoy se azuzó a la fiscalía para que se querellara contra el pérfido catalán Artur Mas por consultar a sus gobernados sobre sus aspiraciones de independencia. La tendenciosa  ambigüedad de tildar de antidemocrática precisamente a una consulta que reflejaría la voluntad del pueblo fue abanderada por el entonce ministro de Justicia, Alberto Ruiz  Gallardón y secundada por todas las hordas peperas, lo que deja patente la nula conciencia democrática de todos ellos.

El desmantelamiento y la politización de la justicia promovidos por Gallardón continúan con su sustituto Rafael Catalá, que ya ha marcado marzo como fecha definitiva para alejar del caso Gürtel al juez Ruth, no vaya a ser que más carnaza pepera ocupe el banquillo. Catalá, que no es catalán, sino madrileño, fue secretario de estado de infraestructuras, cuyo cargo le supuso una conexión gallega indeseada pues lo ocupaba cuando el accidente de un tren Alvia en Santiago de :Compostela el 23 de julio del año pasado provocó 79 muertos y más de 140 heridos. La función de Catalá fue la de culpabilizar al conductor y eximir a administración y constructores de cualquier error o aspecto, ocultando y manipulando datos, no fuera a ser que ensuciaran la marca España y la de su alta velocidad. Quizá el premio a tan rastrera labor sea el ministerio. Otra con catastróficas conexiones galaicas fue Soraya Sáenz de Santamaría que era asesora jurídica de Rajoy mientras los hilillos de plastilina del hundido petrolero Prestige ennegrecían su futuro político. Los galaicos errores enterrados por Soraya, que no es catalana, sino vallisoletana, como las rancias raíces políticas de Aznar, tal vez fueron su pasaporte a la vicepresidencia. Pero ocultar los trapos sucios no es el único ingenioso método de trepar en la dominante política nacional. Desde las más oscuras profundidades de la FAES, laboratorio de ideas y captaciones y blanqueos del partido popular, se gestó, forjó y lanzó el Pequeño Nicolás, perfeccionado intermediario y conseguidor del neoliberalismo de la marca España cuyo primera víctima es el primer responsable de la misma, el secretario de estado de comercio, otro experimento surgido de la fundación aznariana, y con el gusto muy caro.

Nicolás tiene su conexión Galaica, pues al menos viajó a Ribadeo (Lugo) sobreprotejido por escoltas policiales del ayuntamiento madrileño, y su conexión catalana, pues entre otros negocios debía boicotear el independentismo de ERC, pero aunque también le envuelva cierto tufo de absurdo humor, no le llega ni de lejos al logrado por el irrepetible e inolvidable galaico catalán Pepe Rubianes que viendo los aires que invaden este corrupto país  seguro que se revuelve molesto desde allá donde esté, aunque una ley mordaza intente impedírselo.

lunes, 17 de noviembre de 2014

Corrupciones en la honestidad ( o ¡Me cago, ...Monago!)

Se quejan amargamente quienes se dedican a la política en este país de que la corrupción no es generalizada y afirman que la mayoría de los políticos son honestos. La misma doctrina es repetida por los propios interesados y por todas las estructuras del sistema destinadas a difundir y establecer sus bases, pues deben emplearse a fondo para tratar de despejar el dominante clima de corruptelas e irregularidades generalizadas que cuestionan profundamente la validez de la partitocracia bipartidista y oligárquica en la que ha degenerado la ejemplaridad con la que nos vendieron la restauración democrática española tras la muerte de franco.
Sin duda cuantitativamente tienen razón, y con toda seguridad hay más políticos honestos que corruptos, como hay muchísimas más personas honestas que corruptas. Es cuestión de mera estadística, aunque las peculiaridades de la política hacen que la extrapolación porcentual no resulte exacta, como tampoco lo son el alcance y la trascendencia de las corruptelas, básicamente  al tratarse de una actividad pública, que afecta a múltiples ciudadanos, y voluntaria, pues nadie puede ser obligado a ejercerla. Ambas premisas envilecen aún más a los políticos corruptos a la par que minimizan la credibilidad de los políticos que defienden la honestidad de la mayoría de quienes se dedican a la actividad pública, al menos en un sistema de partidos como el dominante en España.
Uno de los discursos favoritos de nuestros políticos es su voluntaria entrega a los ciudadanos y al interés común, e incluso a veces pretenden ensalzar la profundidad de su sacrificio con la consabida coletilla de que trabajando en la empresa privada ganarían más dinero. Ahí se producen las primeras contradicciones de una vocación que debe cumplir ciertas premisas, puesto que es la actividad de quienes aspiran a regir los asuntos públicos de los Estados. Como un religioso, un sanitario, un deportista o cualquiera que realice una actividad voluntaria y trascendente para su ser y otros más o menos numerosos, entregan su tiempo y empeños en defender y poner práctica aquello en lo que creen, sea un dios, una ciencia, un deporte o un objetivo personal; por eso no deja de ser rastrero que un cura, médico, deportista,… pretenda ensalzar públicamente su labor a través de aquello a lo que renuncia en lugar de engrandecerla a través de su trabajo; por eso es ser miserable afirmar que se está en política casi por hacer un favor y que se tiene la vida resuelta, y luego hacer de la actividad pública una lucrativa profesión y de aferrarse a los cargos más allá de la imputación, y recuerden señores políticos, que en un estado democrático están al servicio del bien común, no de las élites dominantes e intereses particulares, incluidos los propios. Eso no es honesto, quejosos señores políticos, aunque la mayoría de ustedes lo sean.
Lo que sucede en ese proceso de degeneración de su honestidad es sencillo.
Partamos de dos premisas básicas que exige la voluntaria actividad política democrática, debe velar por el interés de la mayoría del pueblo y sus candidatos elegidos directamente por él. El primer vicio del sistema es inherente a la esencia humana. Para ser elegido hay que ser conocido, y para querer ser protagonista de ese circo se debe tener cierto tipo de personalidad que diversos estudios psicológico y sociológicos señalan como autoritaria, vanidosa y hambrienta de poder, así que es muy probable que las candidaturas electorales estén repletas de gentes de este tipo, evidentemente también gracias a la pasividad y comodidad del resto. El segundo ingrediente que culmina el triunfo y generalización de las corruptelas en España, cuyo sencillo arraigo se sustenta en una larga tradición de ellas tanto durante el franquismo como en el resto de la historia de este ibérico conglomerado iniciado por los Reyes Católicos, es el funcionamiento vertical de los partidos políticos que gobiernan donde la democracia se diluye insignificante entre trepas e intereses en la que se potencia una casta en la que quien se mueve no sale en la foto. Las garantías de que lleguen al poder las personas más autoritarias, vanidosas y hambrientas de poder están servidas, y aunque esas características no sean causa directa de corrupción, tampoco son el caldo de cultivo ideal para la el florecimiento de la honestidad puesto que vanidad y poder se halagan y alcanzan fácilmente con dinero corrupto.
Sin duda hay más políticos honestos que corruptos, aunque el riesgo de corrupción es directamente proporcional al poder que se acumule y la falta de honestidad se da tanto en el corrupto como en quien le ampara, de ahí que sea complicado creer que se combate la corrupción amparándose en la honestidad pero apoyando, hasta un minuto antes de su imputación judicial e incluso de su ingreso en prisión, a compañeros de dudosa reputación, mientras les jalean públicamente. Encabezando el coro de aplausos y respaldos a muchos de los sospechosos de sus huestes se encuentra el innombrable, no vaya a ser que nos condenemos con solo citar su nombre, presidente del gobierno y del partido popular.


Cuando uno está tan en connivencia con los imputados más importantes y les alaba, además de compartir cotas de poder e ideologías, o comparte y justifica sus actuaciones ilícitas o no se entera de las mismas. En cualquiera de los dos casos estaría incapacitado para presidir un país, pues en el primero sería un delincuente y en el segundo un ignorante. Y ahora, en pleno proceso de regeneración inútil que dura ya cuatro años y en nuevo intento propagandístico de pretender hacer algo para acabar con las mínimas corrupciones que aceptan en lo que consideran un mar de honestidad políticas, les surgen un par de representantes, en lo que parece ser la punta de un gigantesco iceberg, que viajaban por la cara para asuntos particulares, y mientras uno dimite el otro se aferra al cargo y cambia de versión según el día y todas son jaleadas por sus compañeros de partido, pero ninguno de los dos paga. ¡Es que me cago,... Monago!

domingo, 26 de octubre de 2014

Protocolos peperos

La vigésimo tercera edición del diccionario de la RAE lo autoriza. Podemos llamar pepero al actual gobierno de Rajoy, pues se define como “perteneciente o relativo al Partido Popular español”, y nuestro registrador presidente y sus secuaces ministros a fe que lo son. Hasta la médula. Como también lo es la actual administración autónoma madrileña. Quizás por esa coincidencia pepera en los gobernantes de ambas administraciones, ambas también mantienen políticas desastrosas para la ciudadanía en cuanto a igualdad y protección social mientras sus dirigentes, junto a sus cómplices de otros partidos, sindicalistas y empresariales se forran con sobresueldos, tarjetas opacas y cargos en los más variados y lucrativos consejos de administración. Pero ciñéndonos a las funciones de poder en sus aspectos legislativos y ejecutivos, ciertamente estas execrables prácticas de gobierno no son exclusivas de peperos, y también las ejecuta con similar desfachatez CIU en Catalunya. Se desmantela cualquier atribución del estado relacionada con el estado de bienestar y se legisla a favor de selectas oligarquías y de promover la injusticia social y mayores diferencias entre ricos y pobres. Educación, sanidad, justicia, energía,… todo se legisla y ejecuta de tal manera que favorezca a una minoría adinerada y perjudique a la mayoría ciudadana. Bajo esas deleznables premisas parecen moverse los gobiernos peperos, con Rajoy al frente del central, y expandiendo al resto los bandazos en sus actuaciones y su protocolo de actuación, mostrándose implacable en sus intereses, pero ignorando hasta la dejación cuanto no le interesa o le incomoda.
Este artero modo de gobernar se hace más dañino cuanto mayor es la mayoría absoluta y lo ha efectuado el gobierno en prácticamente todas y cada una de sus decisiones si exceptuamos la controvertida reforma de la ley del aborto, en la que, de momento, han moderado sus intenciones aún a costa de la dimisión de Ruiz Gallardón. Por lo demás no han tenido ningún escrúpulo en incumplir su programa electoral o enfrentarse a las mayorías opuestas a sus decisiones y actitudes. De ese se han deteriorado los existentes fundamentos del estado en materias educativas, judiciales, energéticas, sanitarias,…con la misma desfachatez con la que eluden cualquiera de las múltiples corruptelas que empapan las filas populares o las negligencias de algunos de sus dirigentes en el ejercicio de sus funciones. En este sentido es especialmente indicativo de las dañinas actuaciones de los gobiernos peperos y sus prepotentes actuaciones y protocolos todo lo relacionado con el virus Ébola.      
Primero el gobierno central decidió traer de África a los religiosos españoles afectados por la enfermedad. Lo hizo a bombo y platillo, como demuestra la profusión informativa y las coloridas caravanas que acompañaron al traslado; y sin evaluar costes, ni económicos, pues aunque se estimó en unos 200.000 euros es imposible saber cual fue exactamente, ni éticos, ya que se ignoró la voluntad de los afectados y a sus compañeros, ni organizativos, puesto que se obviaron todos los posibles riesgos de la actuación, tal y como se han demostrado. Previamente el gobierno pepero de la comunidad de Madrid había desmantelado el hospital de Carlos III, que funcionalmente estaba destinado a tratar este tipo de enfermedades y era el único capacitado para hacerlo. Así una administración le pasó a la otra un marrón generado por las decisiones y políticas de ambas, y a los responsables de las dos, y de que ni los medios ni la preparación y protocolos fueran las adecuados, sólo se les ocurrió culpabilizar de todo a la sanitaria de enfermería, Teresa Romero, que, en el desempeño de sus funciones, se contaminó. En el prepotente modo de gobernar pepero, hasta entonces todo había sido implacabilidad y bombo en su propagandística decisión de expatriar a los religiosos contagiados, y dejadez hasta el abandono en cuanto a sus consecuencias. Una vez contagiada Teresa Romero la implacabilidad se volcó sobre su culpabilidad, y aunque más tarde trataron de rectificar, ya la habían cagado, hasta con su implacable intento de convertir su dejadez en eficiencia que aún sigue coleando. Se sacrificó al perro Excalibur y Teresa aún sigue incomunicada desde que ingresara en el Carlos III el pasado 6 de octubre y a pesar de que ya ha superado todos los tiempos protocolarios de contagio. Un paradigmatico ejemplo al que acuden nuestros neoliberales gobernantes, Estados Unidos, una sanitaria con perro, como Teresa, se contagió una semana después que ella del temible virus. El perro no se sacrificó, y ella no sólo no está aislada sino que hace un par de días era recibida y abrazada por Obama.



También el protocolo de Rajoy le llevó a visitar el Carlos III. Dentro de las vorágines propagandísticas llegó a bombo y platillo, miró de lejos a los afectados y aprovechó para grabar su hombrada con el fin de posteriormente distribuirla entre los medios de difusión, por si, como viene siendo habitual, comparecer ante los periodistas le pudiera contagiar alguna enfermedad peligrosa o alguna pregunta incomoda. Suerte que en este protocolo pepero el sacrificado fuera sólo el perro.