Con demasiada frecuencia nos imponen una supuesta realidad, y ocultan esos pequeños detalles que marcan la diferencia.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Sueños imposibles

    Hace ya algo más de 50 años desde que Martin Luther King pronunciara su célebre discurso, Yo tengo un sueño (I have a dream)  ante la ilusionada multitud de más de 200.000 personas que se reunieron el 23 de agosto de 1963 en Washington para reivindicar mayores derechos para las personas de color, pues cerca de 100 años después de la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos muchos de sus ciudadanos de color continuaban sin tener el derecho a voto ni otros esenciales que les discriminaban claramente con respecto a los blancos. El sueño de King era la convivencia en paz e igualdad de todos los seres humanos y sin diferencias raciales, y su liderazgo al respecto le procuró el premio Nobel de la Paz en 1964 y morir asesinado el 4 de abril de 1968, a los 39 años. Parte de sus logros habían sido la ley de derechos civiles de 1964 y la ley del voto de 1965 aprobadas por el Congreso norteamericano para evitar la segregación racial, pero aún cincuenta años después de aquellas nuevas legislaciones igualitarias los rebautizados como afroamericanos aún deben manifestarse por diversas ciudades del país protestando por la impunidad con la que policías blancos maltratan a sospechosos negros, e incluso acaban con sus vidas.  Ciertamente aún le quedan muchos flecos que cumplir para que el sueño sea una realidad firme, pero es innegable que la igualdad entre negros y blancos ha aumentado en los Estados Unidos.

   Realmente la igualdad entre todos los seres humanos, más allá de su sexo, raza o creencias, es el sueño más maravilloso que nos pudiera suceder, porque así todos tendríamos los mismos derechos, obligaciones y oportunidades a lo largo de la vida, e incluso después de muertos, evitándose así que mientras unos cadáveres yacen anónimos en las cunetas otros descansen adecuadamente, como deberían hacer todos. Los motivos que pueden llevar a la segregación de cualquier tipo son variados: económicos, ideológicos, raciales,… pero quienes se oponen a una legislación para la memoria histórica que resarza a los vencidos por el régimen franquista de vejaciones o tratos injustos como el de permanecer enterrados en fosas comunes, ocultas y sin identificar el único motivo que pueden tener es el de mantener oculta una vergonzosa realidad. Ese mismo motivo de ocultar las propias vergüenzas subyace tras la permisiva actitud de los partidos con la corrupción de sus líderes, y aunque publiciten transparencia, se refugian en opacidad, leyes mordaza y politización y desmantelamiento de la justicia.
   Tal y como está el percal, sueño que algún día cercano haya justicia para una desigual memoria histórica y para que todos los corruptos y especuladores de este país paguen por sus delitos.   Quizás sea un sueño tan imposible como la paz o la igualdad humana, o en el fondo sean lo mismo, pero es todavía un sueño más imposible el de quienes defienden a capa y espada la honestidad del presidente del gobierno. Pretender que en el organigrama de corrupción que salpica al PP y sus cúpulas desde su reorganización y ascenso al poder en 1996 sus dos máximos responsables, Aznar y Rajoy, sean de los pocos libres de toda culpa es imposible. O son culpables de corrupción y están en el ajo, o lo son de negligencia por no enterarse de nada. Sea como fuere, hay motivos suficientes, políticos y legales, para que el presidente Rajoy presente su dimisión y convoque elecciones antes de que su corrupta mayoría absoluta, que ha tardado tres años en llegar a un pacto, y el podrido sistema sigan haciendo daño a este país. Sería el primer paso del sueño hacia su realización.

4 comentarios:

  1. Y después de consegui el sueño... "del sueño a la poesía" (mi idolatrado Silvio Rodríguez). Un sueño difícil de cumplir, mucho que cambiar, mucho que educar, muchas actitudes que modificar, mucho ladrón que enviar a la cárcel.... pero, con unos pocos buenos, moveremos este mundo y cumpliremos el sueño.... podemos. Un abrazo para mi querido ya casi nada vago.

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    1. Claro que PODEMOS, maravillosa Alicia, pero TODOS tenemos que ser un poquito menos vagos

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